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Aeolus, primer satélite que medirá los vientos a escala mundial

Nada menos que 19 años ha tardado la ESA en tener a punto para su puesta en órbita el avanzado satélite Aeolus, lo que significa un retraso de 11 años respecto al plan inicial de construcción de este satélite encargado de medir los vientos que soplan alrededor del planeta Tierra.

Aeolus es uno de los satélites más avanzados jamás construidos en el mundo. Bautizado con el nombre del Dios griego de los vientos ‒Eolo en español‒, su misión es “ver” y medir los vientos que soplan alrededor de la Tierra, algo invisible que ningún ingenio espacial ha logrado observar hasta la fecha.

En estos momentos Aeolus navega en un barco por el atlántico norte rumbo a la Guayana francesa, desde cuya base espacial de Kourou despegará el próximo 21 de agosto, a bordo de un cohete europeo Vega. De cumplirse estas previsiones, el retraso en su puesta en órbita habrá sido de 11 años, ya que el programa fue aprobado por la ESA en 1999 para que el satélite fuera puesto en órbita en 2007. Pero no ha sido posible.

¿Cuál ha sido el motivo de tan gran retraso, nada menos que 11 años? Los desafíos tecnológicos que se han tenido que resolver han sido de tal grado que se han necesitado tres equipos de eminentes ingenieros y científicos para poder poner a punto el avanzado instrumento que lleva a bordo. Tal retraso ha supuesto que el programa haya tenido un coste de 481 millones de euros.

Desarrollado por la compañía italiana Leonardo y de nombre ALADIN ‒acrónimo de Atmospheric LAser Doppler INstrument‒ consiste en un láser que trabaja en el campo de los rayos ultravioleta de alta frecuencia, “toda una proeza en el campo de la ingeniería espacial”, afirma  Dominique Gillieron, ingeniero de Airbus Defence and Space, la empresa constructora de Aeolus.

En Estados Unidos, la NASA desarrolló un instrumento semejante para su satélite ICEsat. Puesto en órbita el 13 de junio de 2003, “debía operar durante un mínimo de 3 años, pero sólo llegó a funcionar 18 días ‒recuerda Gillieron‒ lo que da idea de la complejidad de los obstáculos que hemos tenido que superar”.

Anne Grete Straume, máxima responsable científica de la ESA de la misión.

Emplazado en órbita a una altura de 320 kilómetros, Aeolus proporcionará información precisa “sobre las 24 subcapas atmosféricas que van desde el suelo hasta una altitud de 30 kilómetros”, confirma Anne Grete Straume, máxima responsable científica de la ESA de la misión. Hay que tener en cuenta que “el viento no sopla de la misma manera ni en el mismo sentido en todas las altitudes ni latitudes”, asegura la doctora Straume.

¿CÓMO FUNCIONA AEOLUS?

El instrumento ALADIN emite una radiación láser ultravioleta. El haz es reflejado por los cristales de hielo, polvo, aerosoles, moléculas y partículas que encuentra en su camino y los fotones que retornan al satélite son capturados por el telescopio que viaja a bordo. El análisis de la velocidad entre la emisión y la recepción de la señal permite deducir la altitud de las partículas y el sentido del viento que las transporta.

Por si acaso Aeolus no llega a cumplir las expectativas, el director de programas de observación de la Tierra de la ESA, Josef Asbacher, insiste en que “este satélite es principalmente un demostrador científico y no una herramienta operativa”.

Junto con la presión, la temperatura y la humedad, el viento es uno de los principales parámetros básicos de la atmósfera, que tiene un impacto directo en múltiples actividades humanas, entre ellas el transporte aéreo o marítimo y, por supuesto, la pesca. Pero también influye en nuestros bolsillos, ya que cada vez son más las turbinas eólicas que se utilizan para la generación de energía eléctrica limpia.

Hasta la fecha, las mediciones de los vientos solo han podido llevarse a cabo en áreas geográficas concretas, bien a nivel del suelo, de la superficie del mar o en altura mediante cohetes sonda, globos sonda o aviones. Es por ello que con los datos que va a aportar Aeolus, los meteorólogos podrán mejorar sus modelos de pronósticos del clima y efectuar predicciones más certeras sobre los movimientos globales de los vientos y sus perfiles.

También solventará nuevas necesidades científicas, ya que Aeolus ofrecerá una mejor comprensión de los ciclos relacionados con el transporte de la humedad en la atmósfera, la circulación de los aerosoles, la química atmosférica o el transporte de contaminantes.

 

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