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Dos ingenieras con apellidos españoles han hecho realidad el satélite europeo Sentinel-3B, que hoy vuela al espacio

Patricia López es la directora de la campaña de lanzamiento: Foto: ESA/Corvaja.

 

El Sentinel-3B ya está posicionado y listo para despegar hoy a las 19:57, hora peninsular española, desde el cosmódromo ruso de Plesetsk. Una ingeniera francesa, pero con apellido español,  y otra española, han sido claves en su construcción.

El satélite europeo Sentinel-3B está ya en la rampa de lanzamiento del cosmódromo ruso de Plesetsk, a 800 kilómetros al norte de Moscú, a la espera de recibir la luz verde para despegar hoy miércoles por la tarde, exactamente a las 19:57 hora peninsular española.

Su gemelo, el Sentinel-3A, ya fue puesto en órbita el 16 de febrero de 2016 y se encuentra a 814 kilómetros de altura a la espera de la llegada de su hermano menor. En ambos ingenios han tenido una contribución decisiva dos mujeres con apellidos españoles, pero una de nacionalidad francesa y otra española: Raquel González  Sola y Patricia López.

Patricia López destaca que su nombre “puede ser engañoso, porque soy francesa pero con orígenes obviamente españoles”. Ingeniera de la Agencia Espacial Europea (ESA), Patricia López lleva 10 años trabajando en el programa Sentinel-3 y es la jefa del equipo de proyecto responsable de hacer realidad la plataforma del segundo satélite de la serie, el Sentinel-3B. Pero, además, hace unos meses fue nombrada directora de la campaña de lanzamiento, es decir, la máxima responsable de que las operaciones previas al despegue se lleven a cabo correctamente y a tiempo.

Patricia se encuentra en el cosmódromo ruso de Plesetsk soportando las bajas temperaturas que todavía imperan en Rusia, dirigiendo y supervisando todos los pasos de la campaña de lanzamiento. Aunque asegura que desde el punto de vista técnico “no hemos tenido absolutamente ningún problema”, su mayor quebradero de cabeza ha sido mantener la fecha de despegue anunciada por la ESA: el 25 de abril.

El motivo no ha sido otro que el conocido como “el general invierno”, es decir, las fuertes nevadas y las malas condiciones climatológicas, que obligaron a retrasar 3 días el envío del Sentinel-3B a Plesetsk, a donde llegó por vía aérea el 18 de marzo. Pero ahí no terminaron los problemas de Patricia.

Plesetsk es una base militar, lo que significa que todas las operaciones tienen que estar aprobadas y supervisadas por las Fuerzas Espaciales de la Federación de Rusia (VKS). Y las formalidades administrativas militares provocaron una demora adicional de otros 2 días. Así que Patricia y su equipo no han tenido más remedio que trabajar contra reloj pero, eso sí ¡con todo el cuidado del mundo!

Finalmente, Patricia lo ha logrado, y el cohete ruso Rockot que debe colocar en órbita al Sentinel-3B se encuentra en posición de despegue. Hace 2 días que se han efectuado todo los ensayos previstos y ya está en su secuencia de cuenta atrás, con todos los sensores en luz verde, por el momento.

La «madre» del principal instrumento de Sentinel,también española
González de Sola: “gracias al MWR el radar de altimetría consigue precisiones inferiores a los 2 centímetros”. Foto: Airbus Defense & Space
González de Sola: “gracias al MWR el radar de altimetría consigue precisiones inferiores a los 2 centímetros”. Foto: Airbus Defense & Space

De apellidos y nacionalidad española  Raquel González  Sola, es la responsable de dar vida al avanzado radiómetro de microondas o MWR (MicroWave Radiometer) que embarca el Sentinel-3B. Con un peso de tan sólo 26 kilogramos, el MWR mide la radiación térmica que emite la Tierra y corrige los retardos de señal causados por la presencia de vapor de agua en la troposfera.

Construido en Barajas (Madrid) por la rama espacial de Airbus Defense & Space en España, la labor del MWR es crítica ya que gracias a su labor, el radar de altimetría de apertura sintética que viaja en el satélite puede aportar a la comunidad científica mundial mediciones de la altura de la superficie de océanos y lagos, de la altura de las olas y del espesor del hielo marítimo “con una precisión inferior a los 2 centímetros”, puntualiza la ingeniera española.

Cuando se le pregunta a Raquel cuáles han sido los principales retos a los que se han enfrentado ella y su equipo, no duda en señalar que han sido dos: El Front End y la unidad de control y procesado del MWR. «El Front End es la unidad electrónica que recibe, detecta y amplifica las señales de microondas que le llegan al satélite, mientras que la unidad de control es algo así como el cerebro que digitaliza los datos recibidos”, señala Raquel González en conversación con Fly News.

La pareja de plataformas Sentinel-3 (A y B) es la serie de ingenios espaciales más compleja y completa de toda la constelación Copernicus de observación de la Tierra, un proyecto de la Unión Europea en colaboración con la ESA. Construidos en Francia por Thales Alenia Space, los dos satélites ha sido concebidos para determinar las variaciones del nivel y del color de mares y océanos y, de ese modo, medir el grado de la contaminación y productividad biológica de las aguas y las superficies terrenas.

 

 

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