Portada » El gasto de defensa europeo necesita una visión de conjunto, y más control
Defensa

El gasto de defensa europeo necesita una visión de conjunto, y más control

Eurodrone y FCAS, dos ejemplos de programas de defensa europeos en los que no se debe caer en los errores del pasado.
Eurodrone y FCAS, dos ejemplos de programas de defensa europeos en los que no se debe caer en los errores del pasado.

Europa no debe repetir los errores del pasado al gestionar programas multinacionales de Defensa si quiere, por una parte, tener sus medios en fecha, coste, y por otra si quiere mantenerse en el mercado de exportación.

Hace ya tiempo que en Fly News hemos venido informando de las discusiones, a veces a cara de perro, entre Francia y Alemania, a cuenta del FCAS y del Eurodrone. O para ser más exactos entre Dassault y la división de defensa de Airbus. Faltan muchos programas comunes importantes que decidir, como las plataformas para misiones AWACS y de control de drones. Los intereses que se juegan las dos compañías y la industria europea son importantes.

Es indudable que Dassault tiene más experiencia en aviones de combate. Su Rafale está colocándose bien en el mercado internacional, y desde Portugal ya han anunciado que lo van a adquirir en lugar del F-35.

En el tema RPAS las dos compañías tienen competencias muy valiosas en temas complementarios, al igual que en sensores y sistemas. El pastel a repartir es muy apetitoso, y la necesidad de control más grande que nunca.

En el caso de FCAS se han presupuestado 8.000 millones de euros en la Fase 1B,  y se estiman 5.000 millones adicionales en la Fase 2. Se estima que las inversiones totales en el sistema podrían alcanzar los 100.000 millones de euros. En los drones estamos hablando de una escala menor, pero importante. Hasta ahora, 7.100 millones de euros en el Eurodrone para su desarrollo, compras aparte.

Los proyectos de defensa europeos siempre han sido complicados y muy caros. La conjunción de las necesidades de los ejércitos de varios países es siempre difícil, y al final nadie queda enteramente satisfecho.

Además, los costes se disparan y los plazos tienden a dilatarse de forma que, cuando el sistema entra en servicio, las especificaciones que lo han originado han cambiado sustantivamente. Por si fuera poco, los repartos de la producción del sistema, las más veces decididos más por la política que por las capacidades, no facilitan las cosas.

Todo esto viene muy a cuento en un momento en que Europa ha decidido pisar el acelerador en materia de gasto en defensa. Con unos presupuestos más “vitaminados”, corremos el peligro de caer en errores pasados.

Europa debe ser muy consciente de ello, y debe implantar unos controles con suficiente autoridad para llevar a buen puerto los programas en costo y plazo. En caso contrario se van a dilapidar muchos miles de millones de los contribuyentes europeos inútilmente.

Añadir comentario

Haz click aquí para escribir un comentario