El nuevo “Documento de política de defensa plurianual” que acaba de publicar el Gobierno italiano destaca las inversiones a realizar en los próximos años.
El Gobierno italiano ha publicado su nuevo Documento de política de defensa plurianual en el que se recogen las inversiones previstas para el futuro en programas militares.
En lo que a la aeronáutica se refiere, el Tempest, la respuesta británica, italiana y sueca al FCAS franco-alemán-hispano, se señala, se invertirán 2.000 millones de euros a lo largo de los próximos 15 años para financiar la parte nacional de la investigación y desarrollo del programa. Los tres países del Tempest habían acordado ya la inversión de ese importe por parte de cada uno, en contratos que se irán adjudicando a lo largo de los próximos cuatro años. En la próxima fase de desarrollo del Tempest se hará hincapié en aspectos de desarrollo digital para reducir costes y tiempos en aspectos como diseño y pruebas.
Además de seguir invirtiendo en el Tempest, al que los gobiernos y equipos de trabajo también se refieren como FCAS, Italia ha anunciado la compra de dos aviones cisterna Boeing KC-767 para complementar a los ya en servicio. Según el documento, estos KC-767 serán de la última versión, y los ejemplares ya en servicio serán modernizados al equivalente del estándar de la USAF. Ese estándar es el KC-46A. El coste inicial estimado de la compra y modernización es de 1.410 millones de euros. El coste final está todavía en proceso de cálculo.
Otros programas destacados son los de aeronaves de vigilancia, inteligencia y observación, tanto tripulados como no.
En el campo de los drones, Italia sigue adelante con el EuroMALE de Airbus, Dassault y Leonardo, el RPAS de media altitud y largo radio. En el “Documento de política de defensa plurianual” se indica una inversión de 1.872,72 millones de euros para el mismo, en parte provenientes de los presupuestos del ministerio de Desarrollo Económico.
Además se ha autorizado ya el gasto de 59 millones de euros (de un total de 168 millones) para la modernización de sensores, carga de pago y sistemas de control de los General Atomics MQ-9, que podría incluir añadir la capacidad de portar y disparar armas.
Volviendo a los aviones tripulados, está la versión de operaciones especiales del Leonardo C-27J, el MC-27 Praetorian, en servicio desde 2013. Ya se han aprobado 80 millones de los 99 millones que se estima serán precisos para modernizar tres aviones con nuevos sistemas y un cañón GAU-23 de 30 mm que dispare por una de las puertas del avión. Los tres aviones previstos serán modificaciones de C-27J ya en servicio.
También se incluye el EC-27J JEDI (por instrumentación de defensa electrónica e interferencias en sus siglas en inglés). Una de las misiones de estos aviones será, por ejemplo, dar escolta a vehículos en tierra, generando interferencia electrónicas que eviten la explosión de bombas improvisadas accionadas radio control al paso de los mismos. En los próximos cuatro años está previsto gastar 27 millones de los 29 millones estimados para completar el desarrollo de la configuración final y el inicio de las modificaciones precisas.
Los equipos JEDI van instalados en pallets que pueden ser instalados en la bodega de los aviones rápidamente.
Los dos primeros C-27J JEDI entraron en servicio hace cinco años (en agosto de 2016) dando protección a las tropas en Iraq, y ya acumulan más de 5.000 horas de vuelo.
Italia también ha presupuestado 1.223,1 millones de euros para el JAMMS (avión multi sensor, multi misión), un Gulfstream G550 modificado con sistemas de inteligencia estratégica, superioridad electrónica, con sistemas de mando, control, comunicaciones, ordenadores, inteligencia, vigilancia, adquisición de blancos, y reconocimiento (o C4ISTAR por su denominación en inglés) en tiempo real.
El presupuesto aprobado incluye la compra de dos aviones completamente equipados y otros seis para su posterior modificación y equipado bien en JAMMS, bien en CAEW (alerta temprana aerotransportada conformada). En esta última versión se han previsto 925 millones de euros a invertir en 12 años para desarrollar dos variantes. Una la habitual AEW, gestión del campo de batalla y mando y comunicaciones; y otra especializada en la supresión electrónica de esas capacidades en el enemigo.
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