El año que termina ha sido a todas luces excepcional en el sector espacial. También para España, que no se puede sustraer de las tendencias mundiales. Este parece ser el primero de varios años de “vacas gordas” en el sector.
Hacia final de año se anunciaba un incremento del 50% en la contribución española a la ESA. España se comprometió a contribuir con 1.854 millones de euros para el programa 2026-2030, convirtiéndose en el cuarto mayor inversor, detrás de Francia, Alemania e Italia. Esto representa un incremento de más del 50% respecto al periodo 2022-2025, con un aumento de la contribución anual promedio de 300 a 455 millones de euros.
Prácticamente al mimo tiempo se anunciaba una inversión de 179 millones de euros en PLD Space, para completar su programa Miura 5, que de realizar su primer vuelo en el primer semestre de 2025. No ha sido la única buena noticia de PLD, seleccionado para el European Launcher Challenge, y que ha comenzado a instalarse en el centro de lanzamiento en Kouru, donde tendrá sitio permanente.
Otro hito del año fue el lanzamiento de los satélites Spainsat NG. El NG I se lanzó en enero desde Cabo Cañaveral por un cohete Falcon de Space X. El NG 2 fue lanzado en octubre, también por Space X. El primer satélite entro en servicio en agosto y el segundo lo hará en la primera mitad de 2026. El Programa Spainsat NG es considerado como el proyecto espacial más ambicioso acometido en nuestro país, con una alta participación de la industria nacional.
La Agencia Espacial Española se adhirió a la misión ISOS (In-Space Operations and Services), iniciativa de la UE para promover un entorno espacial seguro y sostenible. La misión tiene un presupuesto de 500 millones de euros, y su despliegue está previsto para 2030.
Indra aprobó la compra de Hispasat por 725 millones de euros, creando su división Indra Space. Hisdesat firmó con Airbus Space España la adquisición de dos satélites de observación PAZ-2, que deberían entrar en servicio en la segunda mitad de 2031. Por su parte Pangea, que cambió su nombre a Pangea Propulsion, consiguió 23 millones de euros de financiación.
Startical, creada por ENAIRE e Indra, lanzó con éxito sus dos primeros satélites demostradores del sistema de comunicación por satélite para el control aéreo en zonas sin cobertura IOD. Startical completó con éxito la primera comunicación por voz en tiempo real entre un piloto y un controlador aéreo mediante señales VHF transmitidas vía satélite.
Hydra Space colocó en órbita dos cubesats a principios de año. La startup Kreios Space completó una ronda de financiación inicial de 8 millones de euros. Con ello de trata de realizar una misión de demostración de su tecnología de propulsión eléctrica con respiración de aire (ABEP) en órbita baja, a principios de 2027.
El Gobierno de España entró en el capital de Sateliot con una inversión 13,8 millones de euros, aportados por la Sociedad Española de Transformación Tecnológica (SETT). Sateliot culminó la captación de fondos en su ronda Serie B, con un objetivo de alcanzar los 70 millones de euros. Sateliot encargó 5 satélites a Alen Space, con sede en Vigo, para su lanzamiento a principios de 2026.
El impacto del masivo incremento de las inversiones en defensa ha sido fundamental en el sustancial incremento en el sector espacial. Nos esperan unos años muy cargados si Europa sigue su camino (así lo esperamos) para conseguir una autonomía espacial que hoy no tiene. El objetivo es ambicioso y puede provocar, si se hace bien, una “primavera espacial” en Europa, que beneficiara a toda la cadena de suministro.
También hemos de recordar a Jesus Calleja, lanzado en la misión NS-30 de la nave New Shepard de Blue Origin, que se convirtió en el tercer astronauta español de facto, en un vuelo de 11 minutos, por el que recibió su pin de astronauta por parte de Blue Origin.
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