El cohete europeo Vega C se lanzó ayer por sexta vez, poniendo en órbita la nave espacial surcoreana KOMPSAT-7. El satélite se desplegó según lo previsto, unos 44 minutos después del despegue, en una órbita heliosíncrona (SSO) a 576 kilómetros sobre la Tierra.
El KOMPSAT-7, de 1810 kilogramos, fue construido por el Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea. Es el sucesor del KOMPSAT-3A, lanzado a la órbita terrestre en marzo de 2015. El nuevo satélite será «uno de los satélites ópticos de ultraalta resolución más avanzados del mundo». Está diseñado para facilitar la observación detallada de la península de Corea y satisfacer la creciente demanda nacional de imágenes satelitales de alta calidad.
El KOMPSAT-7 también incorpora tecnología de transmisión óptica de datos, una primicia para un satélite coreano, que permite el procesamiento en tiempo real de imágenes de observación de la Tierra de gran volumen mediante módulos electroópticos y sistemas de almacenamiento y procesamiento integrados. La misión, denominada VV28 por Arianespace, fue la sexta del Vega C de cuatro etapas y 35 metros de altura, desarrollado por la Agencia Espacial Europea.
Las naves espaciales en SSO orbitan los polos terrestres y sobrevuelan la misma zona del planeta a la misma hora solar cada día. Esto garantiza condiciones de iluminación uniformes en cada uno de esos puntos, lo que convierte a las SSO en destinos populares para las misiones de observación de la Tierra.
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