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¿Qué papel se reserva Europa en la Segunda Guerra Fría?

Si la primera Guerra Fría enfrentó a dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, en esta segunda «hipotética» Guerra Fría de la que ya hablan algunos analistas,  habrá al menos un tercer jugador, China, y si Europa despierta, podría haber un cuarto.

Ya hay muchos comentaristas que hablan de la segunda Guerra Fría, y el discurso sobre el “estado de la nación” de Putin, el pasado 1 de marzo, parece no dejar lugar a dudas. Por si fuera poco, su homólogo norteamericano, el señor Trump, tampoco parece estar por la distensión, y entra al trapo con suma facilidad.

Putin dedicó 45 minutos de las dos horas que duró su intervención a hablar de su arsenal de nuevas armas invencibles. Hizo alusión directa a que sus nuevos misiles atómicos no pueden ser parados por los sistemas norteamericanos, y dejó entrever que entra en un ciclo expansivo de su industria de defensa. Aunque hay una clara clave de política interna, ya que las elecciones en Rusia son dentro de dos semanas, no deja de llamar la atención esta muestra de músculo militar de un país con una economía comparable a la de Italia por PIB.

Estados Unidos sigue incrementando su presupuesto de defensa, y ha comenzado a modernizar de nuevo su arsenal nuclear. Son malas noticias. Ahora hay demasiados países que poseen armamento nuclear y una chispa podría convertirse en un incendio imparable a nivel mundial, teniendo en cuenta que varios de estos países van por libre.

China continúa incrementando y modernizando sus fuerzas armadas y mantiene una posición muy agresiva en las aguas que rodean al país, anexionándose pequeñas islas, o incluso construyendo bases en islas artificiales, que le permitirían un mayor dominio del Mar de la China, enfrentándose a Japón, Corea, Vietnam, Filipinas, etc. Además, la política china de penetración en África y América Latina, le da una ventaja importante en cuanto a materias primas se refiere.

Pero ¿Qué pasa con Europa? Ahora existe la Comunidad Europea que es una potencia económica pero en lo militar está muy fragmentada, aunque esto podría cambiar. De hecho, en los últimos dos años se ha progresado más hacia una respuesta europea de defensa que en los pasados 40 años. Desde las iniciativas industriales europeas que dieron lugar a los Panavia Tornado o al Eurofighter Typhoon, pasando por el A400M, a la apuesta que hoy se está haciendo hacia un cuerpo de ejército comunitario, y hacia una normalización de equipos y procedimientos real, va mucho trecho.

Las nuevas iniciativas inversoras para desarrollos  que acaban de ponerse en marcha marcan probablemente un antes y un después en la industria de defensa europea.

La defensa ha sido un tabú en Europa hasta hace bien poco cuando la agresiva actitud rusa, y su intervencionismo en Ucrania, Oriente Medio, y sus amenazas a los pequeños países bálticos hicieron sonar todas las señales de alarma. La puntilla fue del presidente norteamericano, que conminó a los europeos a que se hiciesen cargo real de su defensa, incluyendo los sacrificios que ello conlleva.

Las nuevas iniciativas inversoras para desarrollos  que acaban de ponerse en marcha marcan probablemente un antes y un después en la industria de defensa europea. La necesidad de aliarse con al menos dos empresas de distintos países fomentará la cooperación de una forma muy clara, y los acuerdos cada vez más extensos de colaboración entre los distintos países en temas de defensa se están convirtiendo en la regla. Finalmente, la creación de cuerpos de ejército y unidades europeas no está tan lejos. Otra cosa es el tema del mando…

Así pues, Europa tiene la oportunidad, si se toman las decisiones adecuadas, de desarrollar una industria de defensa realmente competitiva a nivel global, y un ejército con las capacidades necesarias, no solo para proteger Europa, sino para proyectar fuerza donde lo necesite a la hora de proteger sus intereses. Un gigante económico tiene todas las de perder ante un gigante militar, aunque tenga los pies de barro, como Rusia. La mejor defensa es mantener un potencial disuasorio real, y eso hasta ahora estaba en manos norteamericanas.

La segunda derivada de todo esto es buscar nuevas tecnologías, y una potente inversión en I+D. El hecho de que tenga un destino militar bien poco importa, como han demostrado en Estados Unidos. Estas tecnologías terminan siendo empleadas en el mundo civil mejorando la calidad de vida de la sociedad en que vivimos. Internet, el teléfono móvil, los satélites de comunicaciones, mucha tecnología empleada en medicina y en todos los ámbitos tienen origen militar. Europa, de nuevo tiene ante si una encrucijada. Esperemos que nuestros dirigentes tengan visión a largo plazo y tomen las decisiones correctas.

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