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Aena contesta a Ryanair y llama a O’Lary mentiroso

Javier Marín durante su intervenciòn y contestación a Ryanair en la V Convención de Turespaña.
Javier Marín durante su intervenciòn y contestación a Ryanair en la V Convención de Turespaña.

Tras la rueda de prensa de Michael O’Leary en Madrid, Aena le contesta, esta vez de la mano de su vice presidente ejecutivo de Aena, Javier Marín.

Ryanair, de la mano del consejero delegado del Grupo, Michael O`Leary, ha anunciado que serán 1,2 millones de asientos los que suprimirá de su oferta española en la próxima temporada de verano, y que incluirá de nuevo el cierre de sus operaciones en el aeropuerto de Asturias.

Si la anterior vez fue el presidente de Aena, Maurici Lucena, en esta ocasión ha correspondido la tarea a Javier Marín, vice presidente ejecutivo de Aena, que lo ha hecho en la V Convención de Turespaña.

Allí fue preguntado por las declaraciones de O’Leary, a lo que contestó que: “No es una noticia nueva. Ya anunció una determinada retirada de plazas para la temporada de invierno y, a falta de detalles, pues supongo que es la continuación durante la temporada de verano. Ahora bien, las compañías deciden libremente dónde poner sus aviones”.

Marín recordó que las tasas de Aena son muy competitivas, y como otras aerolíneas han anunciado nuevos vuelos para sustituir a los abandonados por Ryanair.

Marín continuó: El modelo aeroportuario español nos ha llevado a ser uno de los países del mundo con más tráfico aéreo y, por tanto, tenemos que pensar no solamente en el corto, sino también en el largo plazo y no solamente en una compañía, sino en todas las compañías que afortunadamente confían en el sistema aeroportuario español.

La subida de tarifas a la que hace referencia el consejero delegado de Ryanair, en estos aeropuertos que él llama regionales, supone aproximadamente unos 30 céntimos por pasajero. Es evidente que la razón por la cual Ryanair decide quitar los aviones de un aeropuerto y ponerlos en otro, que por cierto los suele poner en otros aeropuertos españoles, no es una decisión basada en las tasas aeroportuarias”.

Posteriormente volvió a recordar que: “Conviene aclarar que las tarifas de los aeropuertos pequeños no son las mismas que las de los grandes. Se repite a menudo lo contrario, pero no es así. En este punto, procuraré no caer en el morbo de plantear un ‘cara a cara’ entre el primer operador aeroportuario de Europa y del mundo y la primera compañía aérea europea, por muy importante que ésta sea. Lo cierto es que el mundo no se reduce a una sola compañía: El mundo son los aeropuertos y el conjunto de compañías que operan en ellos”.

También llamó mentiroso a O’Leary: “Contamos con un sistema aeroportuario que garantiza el acceso a los territorios con unas tarifas que, en comparación con aeropuertos pequeños europeos, están por debajo de la media. Y, respecto a los aeropuertos grandes, las tarifas españolas se sitúan en menos de la mitad. Para que se entienda: El consejero delgado de esa compañía a la que no voy a dar publicidad repite continuamente que todos los aeropuertos cobran lo mismo, pero eso no es cierto”.

Justificó la diferencia de tarifas y la existencia de incentivos a las aerolíneas “porque estos aeropuertos atienden a territorios con menor demanda. Por ello, los precios de los billetes que se pueden cobrar son inferiores y eso influye de forma determinante en la decisión de una compañía a la hora de volar. Nuestros incentivos hacen que las tarifas, ya de por sí muy inferiores a las de los aeropuertos grandes, sean todavía más bajas. Un aeropuerto pequeño, por ejemplo, puede tener un coste de 2 euros por pasajero cuando una compañía está en fase de crecimiento; si está estabilizada, ronda los 5 euros y poco más. En el extremo máximo está Barajas, con unos 14 euros por pasajero”.

Destacando que: “Este es un sistema solidario, porque con esos ingresos no se cubren ni los costes de explotación ni, mucho menos, los de inversión. Sin embargo, tanto nosotros como nuestros antecesores estamos satisfechos, porque se trata de un modelo que España ha mantenido y que constituye un elemento esencial para la economía y para el sector turístico”.

Y terminó reafirmando una vez más que “el sistema aeroportuario español funciona; fue diseñado así y ha pasado por el escrutinio de distintos gobiernos y parlamentos. Los cortoplacistas deberían tenerlo presente: no se trata sólo de que el sistema funcione hoy, sino de que sea sostenible en el futuro. Para ello hay que invertir, tanto en sostenibilidad como en seguridad.

El mejor ejemplo de que el sistema funciona es que vamos a alcanzar los 320 millones de pasajeros. España es uno de los cinco países del mundo con más pasajeros en sus aeropuertos, junto con Estados Unidos, China, Indonesia e India. Y, según las previsiones del Consejo Internacional de Aeropuertos para los próximos 30 años, España será el único país europeo que permanecerá en ese grupo de cinco.

Ese es el escenario. Y, pensando en el futuro, claro que habrá compañías con cuotas de mercado relevantes. Pero lo que no podemos hacer es diseñar el sistema aeroportuario español, tan estratégico, en función de los criterios de una sola compañía. Porque, aunque sean opiniones legítimas, son visiones cortoplacistas. España se juega demasiado con su sistema aeroportuario como para limitarlo a eso”.