Según informa el Ministerio de Fomento, el aeropuerto madrileño tomará el nombre del ex-presidente de Gobierno fallecido, Adolfo Suárez, como homenaje a la importante labor que desarrolló para instaurar en España una democracia.
Siguiendo la estela de lo que ya ocurre en otros países, el ministerio de Fomento, a propuesta del presidente del Gobierno Mariano Rajoy, informa que el aeropuerto de Madrid-Barajas pasará llamarse Adolfo Suárez, en reconocimiento al importante papel desarrollado por el primer presidente democrático de España tras 40 años de dictaruda.
Así lo reconoce el propio Ministerio en la nota de prensa difundida, en la que se recoge que: » El presidente Adolfo Suárez ha desempeñado un papel fundamental en la historia de España. Su estatura moral y su sentido de Estado han sido claves en el éxito de la Transición española y de la Democracia. Su trabajo fue esencial para culminar uno de los mayores logros conseguidos por España como país: la Constitución Española de 1978. Por ello y para honrar su memoria, son obligadas las expresiones de reconocimiento y respeto a la grandeza, el esfuerzo y al papel histórico del primer presidente de nuestra democracia.»
El cambio de nombre del aeropuerto madrileño ya fue propuesto en el año 2009, pero la iniciativa no salió adelante. El cambio de nombre costará a Aena entre 500.000 y un millón de euros, según ha declarado el presidente del ente, José Manuel Vargas, quién tampoco ha especificado cuándo empezará el cambio.
Vargas ha confirmado que Aena está desarrollando un programa para cambiar el nombre. «Lo primero que haremos será cambiar alguna placa del aeropuerto», ha manifestado el presidente del organismo.
Corregimos la información ofrecida esta mañana sobre los cambios que podría acarrear el nuevo nombre de la infraestructura madrileña. En contra de lo que afirmábamos en el post de esta mañana, los códigos IATA y OACI pueden permanecer inmutables, si así lo decide Aena. Así, el aeropuerto madrileño seguiría apareciendo con su código habitual.
Muy mal. El de Barajas es un nombre ya muy querido. Cambiar el nombre por el de un político controvertido no es ético. En todo caso llamarlo Isabel La Católica, una mujer excepcional que sí demostró, fuera de duda, su amor y servicio a España.