Coincidiendo con la celebración del 95 de la fundación de la República de Turquía se ha inaugurado el nuevo aeropuerto de Estambul, diseñado para dar servicio a 200 millones de pasajeros anualmente.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan inauguró oficialmente el nuevo aeropuerto de Estambul el pasado 29 de octubre, aniversario de la fundación del país.
Ese mismo día, durante los actos oficiales aterrizaron en el mismo los primeros vuelos comerciales de Turkish Airlines, aunque no será hasta el 31 de diciembre cuando las aerolíneas tienen prevista su mudanza desde el actual aeropuerto de Ataturk. Hasta entonces, y como rodaje de la nueva instalación, Turkish operará una serie limitada de vuelos desde el nuevo aeropuerto con destino a Ankara, Antalya y Esmirna (Turquía), Bakú (Azerbaiyán) y Ercan (República Turca del Norte de Chipre).
Inicialmente el nuevo aeropuerto usará el código IATA ISL, pero desde el 31 de diciembre, cuando se cierre el actual de Ataturk pasará a heredar el de IST del antiguo aeropuerto. La mudanza desde el aeropuerto de Ataurk al nuevo se estima durará unas 45 horas y supondrá el movimiento de unos 14.000 vehículos terrestres.
El nuevo aeropuerto se encuentra situado a orillas del mar Negro, en la parte europea de Turquía, al norte del actual aeropuerto de Ataturk.
El nuevo aeropuerto de Estambul se abrirá en cuatro fases hasta el año 2028. En ese momento contará con seis pistas (dos al abrirse al tráfico y una tercera 16 meses después), cuatro terminales (una en la inauguración) y 233 posiciones de estacionamiento de aeronaves (77 en la primera de las terminales). 18 de las plazas de estacionamiento estarán preparadas para el Airbus A380. Hasta 114 aeronaves de fuselaje estrecho podrán estacionarse a la vez en la terminal, que tiene cinco zonas. Una para vuelos nacionales y cuatro para internacionales. Además hay 97 posiciones de estacionamiento remotas (alejadas de la terminal).
Destacar también una zona de carga aérea de 1,4 millones metros cuadrados, con 29 posiciones de estacionamiento de aeronaves; y otra zona para mantenimiento de aeronaves, de 700.000 metros cuafrados, con 26 posiciones más de estacionamiento, 25 de ellas para aviones de fuselaje ancho.
La superficie total del aeropuerto será de 7.659 hectáreas. Esta superficie lo coloca como el tercer mayor del mundo, justo por detrás de los aeropuertos Rey Fahd (Damman, Arabia Saudíta) y Denver Internacional (Denver, EE.UU.), con 77.600 y 13.571 hectáreas respectivamente. Por comparación, Madrid Barajas, con sus 3.050 hectáreas ocupa el puesto número 12 entre los mayores aeropuertos del mundo. Dichas terminales podrán gestionar hasta 200 millones de viajeros anualmente —90 millones en el momento de la apertura— y contarán con 500 mostradores de facturación y más de 50.000 metros cuadrados ocupados por más de 100 tiendas y otros 32.000 metros cuadrados dedicados a restauración y bares. Turkish Airlines dispondrá de cinco salas VIP para sus pasajeros y los de sus aerolíneas asociadas con una capacidad combinada de 10.000 personas.
En el proyecto del aeropuerto además se incluye la construcción de oficinas, residencias, hoteles, un centro de salud, un centro comercial, y un centro de exposiciones y convenciones entre otras iniciativas. Uno de los hoteles, situado en la terminal 3, la primera en abrirse al tráfico, tiene 451 habitaciones, 102 de ellas en el lado aire para aquellos pasajeros que deseen descansar entre vuelos, sin tener que pasar los controles de pasaporte y aduanas para hacerlo en un hotel.
Cuando se complete la construcción se estima que trabajarán directamente en sus instalaciones 225.000 personas y que suponga el 4,9 por ciento del producto interior bruto de Turquía. Se estima el coste del nuevo aeropuerto en 12.000 millones de dólares para su inauguración y de unos 51.000 millones hasta estar completamente edificado.
La ceremonia de inauguración reunió a más de 5.000 invitados, incluidos los máximos dignatarios de 10 países y 50 ministros o altos dignatarios de otros países.
El presidente turco había exigido hace meses que el aeropuerto debía inaugurarse ese día a cualquier precio. Y según ciertos medios, ese precio han sido 27 vidas oficialmente como consecuencias de accidentes de tráfico y problemas de salud, y entre 300 y 400 muertos según la oposición, que además denunció que los trabajadores eran tratados casi como esclavos. El pasado mes de septiembre los trabajadores incluso llevaron a cabo una huelga por las condiciones de trabajo.
Añadir comentario