El futuro, para algunos, no será solo de los taxis autónomos voladores, también habrá sitio para los “viejos” coches voladores.
Firenze Lanciare es el nombre del proyecto de un coche volador para cuatro ocupantes y que usará dos reactores Williams FJ-33 o similares para su vuelo. Se trata de un diseño detrás del que está el ex piloto de F/A-18 de la Marina de Estados Unidos, y actualmente piloto de Boeing 777 Greg Brown.
Se trata de un deportivo que tras desplegar sus alas y encender sus dos reactores podrá, no solo volar a 435 nudos a una distancia de 1.575 km (más reservas), sino que está pensado para poder hacer maniobras acrobáticas, incluidos toneles, de hasta 5g.
Brown presentó su primer diseño, el GF7 en 2014, el cual incluía unas alas plegables de 8,25 metros de envergadura, para el modo tierra. Desde entonces ha evolucionado hacia un aspecto más deportivo, con interiores de lujo, y unas alas, de que se pliegan bajo el habitáculo.
El diseño hace uso de un chasis de cromo y molibdeno y suspensión similar al empleado en los vehículos off-road más extremos para aguantar tanto el empuje de los motores como el impacto contra la pista en el aterrizaje. El chasis ha sido diseñado por Armada Engineering, una empresa especializada en buggies y vehículos off-road.
El aterrizaje es también muy importante ya que el vehículo se ha diseñado para no tener que recoger en la toma y simplificar así la maniobra, ya que como ha señalado Brown, “Hace falta mucha habilidad para aterrizar un avión suavemente, pero se han fabricado cien aviones para aterrizar en portaaviones que no tenías que aterrizar suavemente, simplemente puedes golpearlos. Siendo yo mismo un ex piloto de portaviones, sé lo fácil que es cuando no tienes que recoger para aterrizar. Solo apunta a la pista y golpéala. Y eso reduce por completo la necesidad de ser un gran piloto«. Así los amortiguadores tienen 25 cm de recorrido, de los que dos terceras partes se usan para amortiguar el impacto, y el resto para tener un rodaje cómodo por carretera.
Para circular por tierra el Firenze Lanciare será un coche eléctrico, estando pensado ofrecer, bien un conjunto de motor y baterías Tesla o bien uno hecho a medida.
Aunque contará con cuatro asientos, la realidad es que, como el propio Brown reconoce, como en muchos deportivos (y algún que otro coche) los dos traseros serán solo para niños o para recorridos cortos si los ocupan adultos.
Como hemos indicado, el habitáculo de los ocupantes tendrá un acabado de lujo con fibra de carbono, cuero y Alcántara “similar a la de un Maserati” explican. Estará aislado acústicamente y presurizado para el vuelo dado que podrá volar a hasta 10.000 pies de altitud.
Para su conducción en tierra el Firenze Lanciare contará con el tradicional volante y pedales de cualquier coche, mientras que para el vuelo contará con otro juego de pedales y la palanca lateral de control situada en la consola central. En las dos puertas laterales estarán situadas las palancas de control de los motores, con lo que cualquiera de los dos ocupantes delanteros podrán pilotar en vuelo.
El Firenze Lanciare tendrá 6,43 metros de largo, que crecerán a 7,52 m en modo avión con la extensión de las superficies de cola. Para el vuelo dispondrá de un depósito de 1.135 litros de keroseno.
El precio del Firenze Lanciare se estima que estará en entre 5 millones y 7 millones de dólares, como el doble que un Lamborgini, que no puede volar. Y según explica también Brown, “Parece mucho, pero un reactor corporativo realmente barato cuesta entre 2 millones y 2,5 millones de dólares. El más básico, el más pequeño; y no vuelan ni muy rápido ni muy lejos. Los superaremos en todos los niveles”. Brown incluso afirma que tiene apalabrada la producción de los 10 primeros aviones con un “conocido fabricante de aviones que no puedo nombrar”.
Brown estima que fabricar el prototipo les puede costar entre 20 millones y 40 millones de dólares, y certificarlo por la FAA hasta 2.000 millones de dólares más. No obstante, reconoce que una empresa o particular podría comprarlo sin certificar pero solo para transporte privado exclusivamente.
Sin embargo la intención de Greg Brown no es la certificación ni la producción en serie del coche volador. Es la de, una vez demostrado con los diez primeros vehículos el interés del mercado, vender el programa a algún fabricante de aviones corporativos que lo conviertan en un “producto seguro, viable, y lo hagan”.
Brown considera que existe un elevado número de empresarios que son pilotos y que coleccionan coches y aviones y que pueden combinar ambas pasiones con el Firenze Lanciare.
Sin embargo no parece que sea sencillo lograr la financiación para el desarrollo y construcción siquiera del prototipo. Brown se queja de que todo el dinero se está poniendo en unos vehículos, los taxis voladores autónomos, más lentos, que vuelan a menor distancia, y con los que encima tendrás que ir con coche hasta la “parada” y de esta al dstino. “Uber Elevate dijo hace cinco años que para 2020 iba a haberVTOL Ubers que te llevarían a cualquier parte. La gente de la industria dijo que sí, una gran oportunidad que no va a suceder. Y no está sucediendo en absoluto. Siguen moviendo el horizonte. Ahora es 2023, pronto será 2025”.
Brown espera que en 2030, “probablemente tengamos una versión de pasajeros viable”.
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