Desde el pasado martes ha entrado en vigor la prohibición de vuelos cortos en Francia si hay alternativa en tren.
Pese a los incontables estudios que demuestran que la prohibición de los vuelos que tengan alternativa para viajar en tren en menos de dos horas y media tendrá un impacto mínimo, el Gobierno francés ha seguido adelante y ha activado dicha prohibición, al tiempo que amenaza con extenderla, en cuierta forma, a los vuelos privados.
Esta prohibición afecta en realidad a solo una mínima fracción de los vuelos interiores franceses están realmente afectados. Trayectos como París Marsella o París Toulouse sobrepasan las 3 horas en tren (3 horas, 18 minutos mínimo), por lo que los vuelos en ellos no están afectados. Se estimaba en su momento que de las más de 70 rutas internas francesas, solo una decena se verían realmente afectadas por esta nueva prohibición. Un análisis posterior, ha señalado solo tres rutas, París hacia Burdeos, Lyon y Nantes serán las canceladas.
Algunas rutas que también podrían estar afectadas, como del aeropuerto Charles de Gaulle de París a Lyon, no están incluidas dado que la oferta de trenes no cumple con los mínimos establecidos en la prohibición de que deben ser frecuentes, puntuales, bien conectados y capaces de absorber el aumento de la demanda, para cumplir con las necesidades de los viajeros. Además los horarios deben permitir ir y volver en el día y permanecer al menos ocho horas en el destino.
Es decir, la misma ley que prohíbe los vuelos, pone tales restricciones que hace que su alcance sea todavía menor.
Sobre esos estudios sobre el impacto real de esta prohibición, podemos citar el realizado por el Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE). En este, se centraron en España, y según su análisis, los vuelos de menos de 500 kilómetros suponen solo el 1,2 por ciento de las emisiones totales del país; y que sustituir los vuelos por trenes de alta velocidad con trayectos de menos de 3 horas, solo supondría reducir el 0,1 por ciento de las emisiones que hubo en 2019 en España. Ese mismo porcentaje es el que emiten las locomotoras diesel que circulan por España. En la misma línea, suprimir el Puente Aéreo supone solo reducir un 0,68 por ciento las emisiones. En el caso de los aeropuertos de Barcelona El Prat y Madrid Barajas solo se podrían cancelar menos del 5 por ciento de los vuelos programados en 2019.
El estudio también señala que la construcción de vías para trenes de alta velocidad tiene un alto coste en emisiones de CO2. Estas emisiones, citan, en el caso de la línea que une Madrid y Barcelona, con los niveles de pasajeros de 2019, harían falta al menos 40 años para compensarlas frente al uso de otros medios de transporte, “ello, sin tener en cuenta otros efectos negativos como, por ejemplo, el impacto medioambiental sobre el territorio”. Para el equipo autor del estudio, este calendario supondría que la aviación, con el actual compromiso de la industria, será cero emisiones netas antes de que el ferrocarril haya compensado las emisiones de las nuevas vías férreas.
En España el Gobierno incorporó una iniciativa similar a la francesa en el Plan España 2050. En ese momento, el COIAE ya manifestó su desacuerdo por esta medida, ya que consideró que tiene un impacto real inapreciable en las emisiones, y por tanto, ineficaz en la lucha contra el cambio climático.
Francia ha sido el primer país en acogerse a una regulación de la Unión Europea, que señala que cuando haya serios problemas medioambientales, un país podrá limitar o cancelar los derechos de vuelo, en particular si hay otros medios de transporte que ofrezcan un servicio satisfactorio.
Por lo que a la aviación ejecutiva se refiere, esta está desde hace tiempo en el punto de mira de organizaciones ecologistas, que la acusan de ser algo solo para ricos y famosos, y contaminar mucho más que la aviación comercial o que los trenes. Aunque estas piden su prohibición también, el Gobierno francés no parece estar en esa línea, por su “importante papel en la economía”. En su lugar se están estudiando nuevos impuestos y restricciones.
Se puede decir que la medida no arregla el mundo, pero desde luego va en la línea correcta.
En Europa hay buenos trenes en muchos sitios, más se estan construyendo, es el camino adecuado.
Tomando pequeñas medidas en frentes diversos se conseguirán resultados. Coches, aviones, etc, si se rebaja CO2 con muchos «pocos», será un mucho.
También hay «empresas» que podrían colaborar. Hay equipos de fútbol, uno dos, que hacen Madrid-Valladolid en avión. Son 2 horas de autobús.
Quemar 600 litros de keroseno, o 70 de gasoil por trayecto. Sin más comentarios.