El incendio de un Airbus A321 en el aeropuerto de Busan en enero, ha llevado a cada vez más aerolíneas a limitar la presencia de bancos de carga de baterías de litio en sus aviones.
El 28 de enero, mientras el pasaje acababa de terminar de embarcar y se preparaba la salida tras cerrar puertas en un vuelo de Air Busan entre Busan y Hong Kong, se originó un fuego en uno de los armarios de techo de la zona trasera de la cabina.
Mientras la tripulación trataba de apagar ese incendio, el comandante ordenó la evacuación. Los 170 pasajeros y 6 tripulantes abandonaron el avión por las rampas de emergencia, resultado heridos de diversa consideración 27 de ellos.
Los bomberos del aeropuerto tardaron 75 minutos en apagar el incendio que destruyó el Airbus A321 que iba a operar dicho vuelo.
Poco después se confirmo que el origen del fuego era, aparentemente, un cargador de baterías de litio que unos pasajeros llevaban en su equipaje de mano que habían colocado en dicho armario.
En 2010, un Boeing 747 de UPS se estrelló cerca del aeropuerto de Dubai cuando la tripulación trataba de regresar al mismo al declararse un fuego en la cubierta de carga. El origen de dicho fuego se localizó en un cargamento de baterías de litio que había sido cargado junto a otras cargas inflamables. Otros aviones de carga (principalmente) también han quedado destruidos como consecuencia de este tipo de fuego.
También se han dado casos de incendios por las baterías de litio de sistemas de los propios aviones, como las balizas de emergencia o en algunos equipos de aviónica, que usan estas baterías para que continúen funcionando en caso de un fallo eléctrico. En el caso del Boeing 787, este problema llevó a una orden para paralizar la flota en tierra durante más de un mes.
Los fuegos originados en las baterías de litio (principalmente) que usan diversos tipos de dispositivos personales son uno de los mayores peligros que puede haber durante un vuelo por su virulencia, y las aerolíneas ya entrenan a sus tripulantes para combatirlos en el menor tiempo posible.

También se ha añadido en los mensajes a los pasajeros durante la demostración de seguridad el aviso de que se alerte inmediatamente a la tripulación si algún dispositivo empieza a calentarse o emitir humo; y que en caso de que lo “perdamos” o se nos caiga dentro del asiento, no movamos el asiento para evitar dañar dicho dispositivo, y avisemos también rápidamente a la tripulación para que lo busque y recupere. También que si los estamos usando no los dejemos sin supervisión. Esto es, que si nos levantamos al cuarto de baño, al autoservicio de bebidas y snacks (cuando exista a bordo), o por ejemplo vayamos a otro asiento a hablar con otro pasajero, no dejemos dicho dispositivo funcionando en nuestro asiento.
Ahora, son ya varias las aerolíneas que han prohibido o al menos restringido el transporte de estos cargadores no ya en el equipaje de facturado, que ya lleva tiempo prohibido, si no en el de mano en la cabina de pasaje.
Ahora, unas se están decantando por prohibir su uso a bordo; otras prohibir el uso los sistemas de coenxión eléctrica en los asientos para cargarlos, permitiendo solo que se conecten los dispositivos durante su uso; otras limitando la potencia de los mismos para llevarlos; y otras prohíben que se transporten en los armarios de techo, y obligan a que el pasajero los lleven encima durante todo el vuelo. Esta última medida debería servir para que si el cargador falla, el pasajero detecte de inmediato su calentamiento o el humo.
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