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Sepla denuncia la precariedad de las condiciones laborales de los pilotos de helicópteros en España 

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El sindicato español de pilotos alerta sobre la precariedad laboral de este colectivo, que tiene en verano su pico máximo de trabajo.

Estamos en pleno verano y lo normal es ver en los cielos el paso constante de helicópteros de extinción de incendios. Si bien es cierto que estas aeronaves y las empresas que los operan trabajan durante todo el año, no hay que olvidar que entre sus misiones también está el de rescate o emergencias médicas, es en estos meses de verano cuando se considera temporada alta de estas aeronaves por la proliferación de incendios que sufre España.

Hace años que se viene denunciando por parte de SEPLA y otras organizaciones como COPAC, la precaria situación del colectivo de pilotos de helicópteros que está provocando una auténtica escasez de pilotos, que prefieren hacer las maletas y buscar otros países onde ejercer la profesión con sueldos y condiciones laborales más óptimos.

Estos problemas, como el de la escasez de pilotos o el alto coste de la formación, fueron alguno de los temas que se abordaron en el encuentro sobre Formación Aeronáutica celebrado por Fly News el pasado mes de junio.

Esta situación es la que denuncia ahora SEPLA, que explica en un comunicado remitido a los medios de comunicación los principales problemas que enfrentan estos profesionales de la aviación. Desde el sindicato empiezan describiendo cómo funciona en España este mercado. Se trata en su mayoría de servicios públicos que las distintas administraciones sacan a concurso entre un reducido número de empresas, que desde hace años mantienen un perfil muy bajo entre otros motivos, por las reiteradas denuncias sobre sus relaciones laborales con los pilotos, que han llegado incluso a cuestionar en muchas ocasiones la seguridad de las operaciones.

Se calcula que en España hay aproximadamente 550 licencias de pilotos de helicóptero. De ellas, la mayoría corresponden a servicios públicos de extinción de incendios, salvamento marítimo y emergencias médicas (apenas existen líneas regulares de operaciones privadas), además de algunos otros trabajos aéreos más residuales. Según Sepla, este colectivo viene sufriendo unas condiciones de trabajo cada vez más precarias que están provocando una preocupante escasez de pilotos de helicóptero. Algo que pone en riesgo la prestación de unos servicios de emergencias que resultan críticos para la sociedad.  

Una problemática diversa

 Por un lado, estos servicios se adjudican mediante concurso público convocado por el Estado o las comunidades autónomas, que priorizan costes frente a calidad y obligan a los operadores -hay 15 en España, según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA)- a competir únicamente por precio, lo que en ocasiones lleva a bajadas temerarias para conseguir adjudicaciones. Y si en los cuatro años de vigencia del contrato sube el IPC (ej. el precio del combustible), la empresa adjudicataria no puede repercutir el incremento de los costes operativos, afirman desde SEPLA.

Por otro, la mayoría de las operaciones de helicópteros son monotripuladas (salvo operaciones nocturnas, de salvamento marítimo y algunas excepciones en determinadas comunidades autónomas), por lo que el piloto recién formado no puede adquirir experiencia y horas de vuelo. Además, al tratarse de servicios de emergencias, el número de horas de vuelo anuales pueden rondar las 100-150, frente a las 900 de un piloto de línea aérea. 

SEPLA explica también otro problema que supone una importante barrer de acceso a la profesión: el elevado coste de la licencia, situándose en una horquilla entre 70.000 y 102.000 euros en el caso de la licencia ATPL(H) –Airline Transport Pilot Licence (Helicopter)-, sin que exista ningún tipo de ayuda o financiación pública. Mientras que los salarios son inferiores a los de los pilotos de líneas aéreas, y entre un 20% y un 30% más bajos que los de helicópteros en países como Alemania, Italia o Reino Unido.  

En el caso de Avincis (antes Babcock), el mayor operador de helicópteros de España, el convenio colectivo se firmó en 2015 y lleva caducado desde 2018. “En estos diez años no ha existido ningún tipo de negociación ni subida de IPC, y esto se traduce en que los pilotos hemos perdido en torno a un 25% de poder adquisitivo”, asegura Eugenio Ricote, delegado sindical de Sepla en Avincis

Por último, el sector de helicópteros ofrece a los pilotos una escasa estabilidad laboral (finalizado el periodo de vigencia del contrato público, si no se renueva, los profesionales tienen que ser reubicados) y una programación cambiante que dificulta la conciliación familiar. “Las programaciones salen a tres meses y se anuncian el día 25 del mes anterior, pero cambian casi cada día porque tienen que hacer malabares al no haber pilotos suficientes, y el día 5 del mes en curso puedes estar ya en la versión 7 de la programación inicial”, apunta David Abad, colaborador del Departamento Técnico de Sepla

El resultado de todo esto es que en España la profesión no atrae a los jóvenes, no hay relevo generacional, y la media de edad aproximada del colectivo se sitúa en los 52 años. Además, existe una fuga de talento hacia otros países que ofrecen mejores salarios y condiciones laborales. Solo de Avincis, en los últimos 2-3 años son 17 los pilotos que han decidido expatriarse a países de África, Oriente Próximo y América.  

Uno de ellos es el propio David Abad, que actualmente trabaja en un operador del Golfo Pérsico: “Estuve 11 años realizando salvamento marítimo con base en Viveiro (Lugo) sin una sola subida de sueldo. Ahora gano un 40% más, tengo programaciones anuales (y si hay variaciones, te pagan una compensación) y manejo helicópteros nuevos (en España el parque es muy antiguo). Eso sí, el coste personal y familiar es brutal: más de 183 días al año estoy fuera de mi casa”, explica. 

Desde Sepla se insiste en la necesidad de concienciar a las diferentes partes implicadas de la importancia de mejorar las condiciones laborales del sector para fomentar la incorporación de nuevos pilotos de helicópteros al colectivo y frenar el éxodo de profesionales, con el fin de garantizar la cobertura de un servicio esencial de protección civil. Para ello, es esencial que las Administraciones públicas mejoren los presupuestos para los servicios de emergencias y soliciten que estos se presten con tripulaciones de dos pilotos.