Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos acaba de dar como directriz a la NASA que proponga un plan detallado para que los astronautas de Estados Unidos vuelvan a la Luna a lo largo del año 2024.
Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos y presidente del Consejo Nacional del Espacio, ha solicitado la puesta en marcha de un programa de exploración “innovador y sostenible” con socios comerciales e internacionales, que permita proyectar a los seres humanos sobre el sistema solar, con la finalidad de adquirir nuevos conocimientos y lograr nuevas oportunidades pero enfocado en primera instancia a retornar a la Luna.
La voluntad inicial de Washington es evitar que Pekín o Moscú le tomen la delantera en colocar astronautas sobre la superficie de la Luna, motivo por el que, paso a paso, pretende levantar infraestructuras de cara a lograr una presencia estadounidense permanente sobre nuestro satélite natural.
La zona elegida para alunizar en 2024 se encuentra pendiente de concretar, pero estaría situada cerca del polo Sur, donde se sabe que es posible extraer recursos naturales que ayudarían a levantar las infraestructuras necesarias para poder contar con una presencia permanente a partir de 2028, lo que ayudaría a reducir los riesgos de la futura exploración tripulada de Marte.
Pence ha dejado claro que la NASA debe alcanzar lograr este objetivo por “todos los medios” y que “es la NASA la que tiene que adaptarse a este objetivo y no el objetivo a la NASA”.
Como paso previo a que una tripulación de astronautas alunice, la NASA se plantea dos misiones alrededor de la Luna o circunlunares. Una primera no tripulada para junio de 2020, a la que seguiría una ya tripulada en 2022.
A pesar de que el administrador de la NASA designado por Trump ‒el congresista por Oklahoma Jim Bridenstine, designado en abril de 2018‒ apoya el retorno de Estados Unidos a la superficie de la Luna en los próximos cinco años, cumplir la tarea se presenta como un objetivo de gran dificultad. El motivo central es el gran retraso que sufre el lanzador pesado SLS, que sería el encargado de cumplir ambas misiones, a lo que se añadiría la necesidad de mayores presupuestos para la NASA, que en el ejercicio 2019 ascienden a 21.000 millones de dólares.
Desde su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017, la Administración Trump ha prestado una especial atención al espacio, tanto desde el punto de vista militar como también en sus aspectos relacionados con la exploración del cosmos y su vertiente económica.
Una de las primeras medidas de la nueva presidencia fue promulgar en diciembre de 2017 la Directiva de Política Espacial 1 o SPD-1. El citado documento modifica la Política Espacial Nacional de Estados Unidos publicada en 2010 bajo la presidencia de Obama y traslada el centro de gravedad de la exploración tripulada de la NASA desde Marte a la Luna.
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