A 80 días de la fecha de despegue de BepiColombo camino de Mercurio, la mayor y más importante misión espacial conjunta entre Europa y Japón ha iniciado su cuenta atrás. Se trata de un reto tecnológico sin precedentes que tiene que superar temperaturas extremas y una radiación solar 10 veces mayor que la que recibe la Tierra.
La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) han unido sus fuerzas para hacer realidad BepiColombo, una suicida misión espacial que pretende arrancar los secretos que encierra un tórrido planeta como Mercurio, el más inexplorado y desconocido de nuestro sistema solar debido a su cercanía al astro rey.
Con su despegue programado para D-80 ‒lo que significa el 5 de octubre próximo‒ BepiColombo ya se encuentra en la base espacial de Kourou, Guayana Francesa, desde donde volará al espacio en un lanzador Ariane 5 ECA de Arianespace. Una vez situada en el cosmos, la sonda euro-japonesa navegará durante algo más de 7 años hasta alcanzar a mediados de 2026 la órbita de Mercurio, donde tendrá que soportar temperaturas superiores a los 430º C para tan sólo poder investigar durante un año… dos como mucho.
Por el momento, BepiColombo está siendo sometida en Kourou a las pruebas y preparativos previos a su integración final: revestir la nave con un aislamiento que proteja a los instrumentos científicos del inhóspito entorno espacial y de las temperaturas extremas que experimentará al operar cerca del Sol, colocar y probar escudos térmicos aislantes y sus mecanismos de despliegue, cargar los depósitos de los motores eléctricos con xenón e interconectar los tres módulos que conforman la sonda.
El primero de los módulos se llama “de transferencia” o MTM (Mercury Transfer Module) y es responsabilidad de la ESA. Su labor es propulsar los dos orbitadores científicos ‒uno japonés y otro europeo‒ hasta la órbita del planeta mediante una combinación de energía solar, propulsión eléctrica y 9 maniobras de asistencia gravitatoria con la Tierra, Venus y Mercurio.
Respecto a los dos módulos científicos, uno se llama Orbitador Planetario a Mercurio (MPO, por sus siglas en inglés), también está financiado por la ESA, su masa suma 520 kilos y alberga 11 instrumentos fabricados en países del viejo continente para estudiar la superficie y la composición interna del planeta.
El segundo se denomina Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO) y es la aportación de la industria y la ciencia japonesas. Embarca otros 5 costosos instrumentos de 250 kilos centrados en estudiar el polvo que abunda en la órbita del planeta, las partículas existentes en la magnetosfera y su interacción con el campo magnético y el viento solar.
Con un coste total para la ESA de 1.300 millones de euros, la participación que el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) ha logrado obtener para las empresas españolas involucradas alcanza el 8%.
En el módulo europeo, Airbus Defence & Space en España (ex CASA Espacio) ha construido la estructura; CRISA la unidad de procesamiento del sistema eléctrico de propulsión; SENER ha suministrado la antena de alta ganancia, equipamientos de radio frecuencia y la pértiga del magnetómetro; Alter Technology ha ensayado y validado los cientos de miles de componentes y Thales Alenia Space España ha suministrado el equipo TTC y los transpondedores de comunicaciones en bandas X y Ka.
DIFICULTADA PARA MANTENERSE EN ÓRBITA ESTABLE
Llegar a Mercurio y mantenerse en su órbita presenta serios problemas. “Es el planeta rocoso menos explorado porque, al estar muy cerca del Sol, es muy difícil llegar y más difícil todavía trabajar allí”, aseguraba en agosto de 2017 Álvaro Giménez, director del Ciencia de la ESA hasta el 1 de enero del presente año.
Mientras que la distancia que separa la Tierra de nuestra estrella se sitúa entre los 147 y los 152 millones de kilómetros, la distancia de Mercurio al Sol varía entre los 46 y los 70 millones de kilómetros ‒menos de la mitad‒ lo que provoca temperaturas que incluso llegan a fundir algunos metales. Para proteger a BepiColombo de un ambiente tan hostil, los ingenieros europeos le han adaptado amplios escudos térmicos conformados por 50 capas de aislantes cerámicos especiales.
A lo anterior se suma la gran radiación infrarroja y la fuerza de la gravedad que origina el Sol, lo que dificulta en gran medida posicionar vehículos espaciales en órbita estable alrededor de Mercurio y requiere incluso más energía que la necesaria para llegar a Plutón.
Con un peso al despegue de 4,1 toneladas, el contratista principal de BepiColombo es Airbus Defence & Space en Alemania, que la ha integrado en su factoría de Friedrichshafen, junto al lago Constanza, cerca de Suiza y Austria. Friedrichshafen está especializada en el desarrollo de satélites, sondas, instrumentos y equipos para la observación de la Tierra, la navegación, la meteorología y la exploración espacial.
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