Boeing acaba de conseguir un nuevo contrato de DARPA para el desarrollo de una nueva nave espacial reutlizable.La Agencia de Defensa de Proyectos de Investigación Avanzados (DARPA por sus siglas en inglés) ha elegido a Boeing para diseñar, construir y probar una nueva nave espacial reutilizable denominada XS-1.
La nave presentada por Boeing, similar en tamaño a un avión ejecutivo, ha sido bautizada Phantom Express y su diseño responde al de una nave autónoma, reutilizable, capaz de llevar y desplegar un pequeño cohete que a su vez transportar a órbita terrestre baja satélites de hasta 1.360 kg (3.000 lb).
El despegue del Phantom Express será en vertical, como un cohete, sin ayuda de cohetes aceleradores. Después, mientras acelera a velocidad hipersónica ascenderá hasta una altitud suborbital alta (básicamente cerca del límite entre la atmósfera y el espacio). Allí lanzará este cohete (una segunda etapa como lo llaman en Boeing y DARPA) y mientras este asciende, regresar a tierra, aterrizando en una pista como un avión, para ser preparado para el siguiente vuelo usando principios de mantenimiento similares a los de un avión comercial actual.
Para impulsarlo se ha elegido el motor Aerojet Rocketdyne AR-22, una versión de los usados en la lanzadera espacial, con hidrógeno líquido y oxígeno líquido como combustible, los cuales se almacenarán en depósitos criogénicos ligeros en materiales compuestos. Ha sido diseñado para ser también reutilizable. Aerojet Rocketdyne está trabajando ya en dos de estos motores a partir de unos de la lanzadera y repuestos de estos que tiene la NASA.
Desde DARPA por su parte han señalado que el objetivo de este programa es “construir y volar el primero de una nueva clase de aviones hipersónicos que mejorarán de forma considerable la seguridad nacional al proporcionar la capacidad para dar acceso al espacio rápidamente y a bajo coste. El programa está dirigido a lograr una capacidad que hoy en día está más allá de la de los lanzadores actuales: lanzar a órbitas bajas en días en lugar de los meses o años que son hoy precisos. El éxito dependerá de avances significativos tanto en las capacidades técnicas como en las operaciones terrestres, pero revolucionaría la capacidad de Estados Unidos para recuperarse de una pérdida catastrófica de satélites militares o comerciales, sobre los cuales la nación hoy en día depende de manera crítica”.
Jess Sponable, director del programa en DARPA ha declarado: “Estamos muy satisfechos con el progreso de Boeing en el XS-1 hasta la Fase 1 del programa y esperamos continuar nuestra estrecha colaboración en Fases 2 y 3 -fabricación y vuelo- que se acaban de financiar”.
Darryl Davis, presidente de Boeing Phantom Works, división de Boeing encargada del programa ha manifestado: “Phantom Express está diseñado para distorsionar y transformar el proceso de lanzamiento de satélites tal y como lo conocemos hoy en día, creando una nueva capacidad de lanzamiento espacial bajo demanda que se puede lograr de manera más asequible y con menos riesgo”.
Para obtener el resultado esperado, se usarán tecnologías y sistemas de apoyo que hayan mejorado la disponibilidad y tiempos de preparación de aviones militares, como por ejemplo componentes de los subsistemas fácilmente accesibles y reemplazables en la línea de vuelo.
El coste de un lanzamiento con esta nueva nave espacial debería ser de menos de 5 millones de dólares: una décima parte de los actuales. Este coste se ha calculado sobre una base de diez lanzamientos anuales e incluye el cohete que no será reutilizable. Desde DARPA resaltan que hablan de costes, no de precio comercial que será determinado por el mercado más adelante.
Para las alas y superficies de control se usará un material híbrido compuesto-metálico capaz de resistir los más de 1.100º C que se alcanzarán en el vuelo hipersónico.
La Fase 2 del proyecto comprende la construcción y prueba del vehículo a lo largo del año 2019 y el encendido en tierra diez veces en diez días del motor.
La Fase 3, prevista por ahora para 2020, incluye entre 12 y 15 vuelos de pruebas antes de llevar a cabo la prueba de volar diez veces a lo largo de diez días, sin carga y una velocidad de hasta Mach 5. Después se probará a hasta Mach 10 y llevando una carga de demostración de entre 400 y 1.360 kg a una órbita baja.
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