La paralización temporal de los vuelos del lanzador ruso Soyuz afecta a los despegues desde la base de Kourou, lo que podría retrasar la puesta en órbita de CHEOPS, el primer satélite científico de la ESA fabricado por Airbus DS España.
La Agencia Espacial de la Federación de Rusia (Roscosmos) y Arianespace, la sociedad europea de servicios de lanzamiento, evalúan de forma conjunta la repercusión del fallido vuelo del lanzador tripulado Soyuz-FG ‒ocurrida el pasado 11 de octubre‒ sobre la versión del cohete ruso que se utiliza en la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa.
La grave anomalía detectada en uno de los cuatro aceleradores cilindro-cónicos de la primera etapa, la eyección automática de la nave Soyuz MS-10 y el salvamento de los dos astronautas ‒Alexéi Ovchinin y Nick Hague‒ de la expedición 57 a la Estación Espacial Internacional (ISS), seguida de la consiguiente autodestrucción del cohete en pleno ascenso, han aconsejado a las autoridades del Kremlin dejar en suspenso los vuelos de todas las versiones del mítico lanzador, tanto en sus versiones tripuladas como no tripuladas, incluidas las del Soyuz ST-B que despega desde Kourou.
Aunque por el momento ninguna misión programada ha sido oficialmente retrasada, el retorno al vuelo de toda la familia Soyuz está a la espera de los resultados de la Comisión Estatal de Investigación que Roscosmos puso en marcha inmediatamente después del incidente.
El director de vuelos espaciales tripulados de Roscosmos, el ex cosmonauta Sergei Krikalev, anunció el 12 de octubre que “aunque no hay conclusiones definitivas, está claro que la anomalía ocurrió durante la separación de la primera y la segunda etapa” y avanzó que la investigación “podría ofrecer sus primeros resultados en torno al 20 de octubre”.
Si las conclusiones y recomendaciones de la Comisión de Investigación se dilatan en el tiempo, uno de los lanzamientos que se vería retrasado sería el de CHEOPS, el satélite científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) fabricado por Airbus Defence and Space en su factoría de Barajas (Madrid), cuyo despegue está previsto para principios de 2019. CHEOPS lleva a bordo un avanzado instrumento científico desarrollado por la Universidad de Berna (Suiza) cuya función es observar el tránsito de planetas alrededor de otras estrellas y determinar sus características, principalmente sus dimensiones.
Pero el primer vuelo Soyuz ST-B de Arianespace que sería pospuesto sería la misión VS19, programada para el próximo 7 de noviembre y que debe colocar en órbita el satélite MetOp-C de la organización meteorológica europea EUMETSAT.
También están en entredicho los dos lanzamientos comerciales siguientes al de MetOp-C y anteriores al de CHEOPS. En primer lugar, el vuelo inaugural programado para antes de marzo de 2019 de la futura constelación OneWeb, que debe colocar en órbita baja terrestre un primer lote de 10 mini satélites. Y repercutiría en otras 20 misiones que OneWeb también ha contratado con Arianespace para que cohetes Soyuz coloquen en el espacio entre 690 y 720 pequeños satélites que deben ofrecer Internet de banda ancha a escala global.
El otro vuelo comercial anterior a CHEOPS que se vería demorado es el de los cuatro últimos satélites O3b, cuya puesta en órbita dará por terminada la primera generación de la constelación en órbita media terrestre de SES para comunicaciones fijas y móviles.
El principal problema que plantea el fallido vuelo tripulado del 11 de octubre ‒el primero desde el del Soyuz T-10-1, en septiembre de 1983‒ es que el Soyuz-FG es el único lanzador que con capacidad para transportar astronautas hasta la ISS.
En el caso de que la Comisión de Investigación concluya que el problema solo afecta a la versión tripulada Soyuz-FG y las anomalías se resuelvan de forma rápida, la misión Soyuz MS-11 despegaría el próximo 20 de diciembre y llevaría una nueva expedición hasta la estación orbital.
Pero si la solución se prolonga en el tiempo, los socios de la ISS tendrán que inclinarse por una de las siguientes principales alternativas: traer de regreso a la tierra en diciembre a la actual tripulación de tres astronautas y cerrar temporalmente la estación orbital; o bien ultimar a marchas forzadas el desarrollo del nuevo lanzador ruso Soyuz-2.1a, el relevo del Soyuz-FG
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