El nuevo director general de Roscosmos releva a las altas esferas de las principales corporaciones espaciales rusas y fija fechas para los vuelos de prueba de nuevos cohetes.
El presidente Vladimir Putin ha dado el visto bueno a los recientes relevos de los altos directivos de las principales corporaciones espaciales de Rusia que le ha propuesto Dimitri Rogozin, el nuevo director general de la Corporación espacial estatal Roscosmos, la Agencia espacial de Rusia.
Viceprimer ministro a cargo de la industria de Defensa (2011-2018) y antiguo embajador de Rusia ante la OTAN (2008-2011), Rogozin fue nombrado director general de Roscosmos el pasado 24 de mayo para culminar el proceso de reformas estructurales efectuadas por el Kremlin en su industria espacial, proceso que se inició en 2016 y concluyó en 2017.
Para conformar su propio equipo, Rogozin ha relevado en las últimas semanas al máximo responsable de la Corporación RSC Energia y al director del JSC SRC Progress ‒los grandes fabricantes de cohetes y naves espaciales‒, así como a los máximos responsables de NPO Technomash ‒fabricante de estructuras y sistemas para cohetes‒ y de FSUE TsENKI, la organización responsable de la explotación de las infraestructuras espaciales terrenas.
Rogozin también ha retirado de su cargo a Sergey Lemeshevsky, director general de NPO Lavochkin, el principal fabricante de sondas científicas y etapas finales para la propulsión de cargas útiles. Lemeshevsky tiene abierta una causa penal por fraude de 330 millones de rublos, en torno a 4,3 millones de euros.
Los cambios anteriores guardan estrecha relación con las directrices impartidas por Putin para iniciar sin demora el desarrollo del futuro lanzador medio Soyuz 5 ‒sustituto de los actuales Soyuz 2‒ cuyos vuelos de prueba deben comenzar en 2022.
La retirada de la confianza en los antiguos dirigentes también está vinculada con la urgencia por poner a punto un nuevo lanzador que, calificado de “super pesado” por Roscomos por tener capacidad para colocar en órbita baja hasta 70 toneladas, debe iniciar sus vuelos de ensayo en 2028.
Moscú también pretende terminar con los retrasos en el desarrollo de la familia de lanzadores Angara, que comprende tres versiones diferentes con capacidad para transportar cargas útiles de 3,5 a 24 toneladas: el lanzador ligero Angara-1.2, el lanzador medio Angara-A3 y el pesado Angara-A5. El despegue del lanzador pesado Angara A5 está programado para 2021. El presidente Putin ha subrayado que todos los calendarios fijados “deben cumplirse”.
La misión que Putin le ha encargado a Rogozin es relanzar las capacidades del sector espacial ruso ‒que Moscú considera uno de sus grandes activos estratégicos‒ y “aumentar de forma efectiva las prestaciones, calidad y fiabilidad de los componentes a bordo de los satélites, naves espaciales y vehículos lanzadores que fabrican las empresas estatales o privadas rusas”.
Los cambios en los gestores de las grandes corporaciones espaciales estatales se añaden a las directrices impartidas por Putin para reforzar el liderazgo de Roscosmos y para hacer frente a la creciente competencia de los países emergentes ‒principalmente de China e India‒ y al surgimiento del mercado de lanzamientos privados comerciales.
El Kremlin va a revisar también su programa espacial para el periodo 2016-2025. Entre las medidas que se van a hacer efectivas se encuentra el tranferir el despegue de los futuros vuelos tripulados que se realizan desde el veterano cosmódromo de Baikonur ‒base espacial alquilada a la república de Kazajistán‒ al nuevo cosmódromo de Vostochny que está en plena construcción en Siberia, cuyo primer lanzamiento tuvo lugar en abril de 2016.
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