Durante 4 meses, los estudiantes han trabajado con Airbus, ensayando el despliegue del prototipo de reflector de antena.
Actualmente los grandes reflectores desplegables (DLR, de sus siglas en inglés), que son cada vez más demandados en las misiones espaciales de observación de la Tierra y telecomunicaciones, requieren de estructuras muy complejas, con cientos de mecanismos, de gran peso y baja rigidez, que constituyen puntos críticos de fallo que pueden comprometer el éxito de la misión.
En Airbus Defence&Space buscan obtener un diseño alternativo más simple y de menor coste, que presente mejoras con respecto a los ya existentes en el mercado. Para probar su prototipo de reflector, decidieron contar con estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
“Creíamos que los ensayos del demostrador encajaban muy bien dentro de las actividades universitarias y decidimos proponer la colaboración a la ETSIAE, sabiendo que se volcarían”, explica José Luis Mora, responsable del diseño en Airbus. En cuestión de días, recibieron 130 solicitudes de estudiantes dispuestos a participar, pero solo 9 estudiantes serían los seleccionados.
Luis Eduardo Sebastián, estudiante de último curso del Grado en Ingeniería Aeroespacial (GIA), ha desarrollado sus prácticas curriculares y el Trabajo Fin de Grado (TFG) asociados al ensayo del demostrador hexagonal desplegable y se ha encargado de coordinar al equipo de estudiantes participantes. “Esta experiencia ha sido con diferencia la más enriquecedora de toda la carrera, no solo a nivel académico sino también a nivel personal y social”.
Junto a Luis, han participado otros 8 estudiantes de la ETSIAE: Víctor Buitrón, Ana González, Emilio López, Luis Miguel Mansilla, Jorge Martínez, Almudena Milans del Bosch, Esther Pérez e Inés Sánchez. Trabajando en equipo se han encargado del despliegue del prototipo y el estudio de los posibles fallos, así como de la propuesta de nuevas ideas y la implicación en la toma de decisiones. Todos coinciden en señalar que esta actividad, en muchos casos su primer contacto con la realidad de la ingeniería, ha sido satisfactoria, enriquecedora, motivadora y un gran impulso a sus carreras profesionales que les abrirá muchas puertas. “Precisamente, esa posibilidad de acercarles la realidad del sector, de trabajar en un proyecto de ingeniería real era lo que se pretendía con esta iniciativa”, expone Consuelo Fernández, profesora e impulsora de la iniciativa en la ETSIAE.
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