Bizente es un programa financiado por la Comisión Europea, que busca tecnologías para biodegradar compuestos termoestables y lograr su reciclado.
Ciertas resinas termoestables como las epoxi, la de poliéster insaturado, y las de poliuretano son ampliamente usadas en la industria por su buena estabilidad dimensional y térmica, resistencia química y sus propiedades eléctricas.
Pero el problema surge a la hora de reciclarlas una vez termina la vida útil del objeto en el que se encuentres; ya sea un avión, un coche, una espuma aislante, o incluso una raqueta de tenis.
Desde hace dos años y medio está en marcha el programa Bizente, financiado por la Comisión Europea con cerca de 3 millones de euros, y que busca justo eso, poder reciclar hasta el 40 por ciento de estas resinas, principalmente con el uso de enzimas que permitan biodegradarlas en lugar de almacenarlas en vertederos o incinerarlas.
Estas encimas producen la despolimerización, por ejemplo introduciendo grupos hidroxilo junto a los enlaces éter o amina utilizados habitualmente en los polímeros. Esto desestabiliza las resinas al convertirlas en productos químicamente inestables y que reaccionan espontáneamente rompiendo la cadena polimérica. Esta ruptura crea a su vez componentes químicos que pueden reutilizarse.
De esta forma, según han explicado desde el proyecto: “A día de hoy, los socios de Bizent han podido demostrar la viabilidad principal de este enfoque con análogos de polímeros de bajo peso molecular. Se ha demostrado que las peroxigenasas son enzimas de elección para una degradación sencilla y respetuosa con el medio ambiente de enlaces éter y amina. El reto para el desarrollo futuro residirá en la transición a sustratos poliméricos reales. El sitio activo de las peroxigenasas utilizadas hasta ahora suele estar enterrado dentro de la propia enzima. Sin embargo, para que estas enzimas sean activas en sustratos poliméricos, es inevitable la exposición del sitio activo de la enzima a la superficie de la misma”.
Al frente del mismo, como coordinadora, está Aitiip Centro Tecnológico, con sede en Zaragoza, y en el mismo participan empresas y organizaciones como: Acciona (España), Aernnova (España), Biosphere (Italia), ECRT (Dinamarca), EvoEnzyme (España), Plata (España), Specific Polymers (Francia), universidad de Cádiz (España), y universidad TuDelft (Holanda).
El primer paso es diseñar esas enzimas “mediante evolución dirigida para adaptarlas al proceso de degradación. Las reacciones se escalarán dentro de reactores químicos industriales. Tras este proceso, se recuperarán los monómeros de las resinas, se analizarán los subproductos del proceso de degradación y se estudiará su revalorización” explican desde Aitiip Centro Tecnológico tras la reciente presentación del programa en el marco de las jornadas Composiforum, celebrado en Zaragoza, y en el que se han reunido expertos del ámbito de los materiales compuestos de la industria y la investigación. Uno de los primeros logros de Bizente estuvieron a cargo de EvoEnzyne, que desarrollo nuevas tecnologías “enzimáticas con la ingeniería inicial de oxidorreductasas y enzimas hidrolíticas”; y de Specific Polymers, con su análisis estructural que permite seguir “la evolución dirigida de los biocatalizadores seleccionados”, y que ya ha permitido a su vez que Biosphere haya comenzado a trabajar con varias variantes para su producción a mayor escala. “El proyecto de bioingeniería se centra actualmente en las vías paralelas para los distintos tipos de materiales, de las que se seleccionará la ruta más prometedora de conversión de resinas”, señalan desde Aitiip.
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