El Gobierno ha presentado su plan para la reinvención de España hasta el año 2050.
“España es uno de los países más desarrollados del mundo. Quienes tenemos el privilegio de habitar en él, gozamos de vidas satisfactorias y muy longevas, solo superadas en duración por las de Suiza y Japón. Esto se debe a las virtudes de nuestro clima, nuestra dieta mediterránea y nuestra particular forma de vida, pero también a la existencia de un estado de bienestar moderno y robusto que nos ha dotado de una sanidad y una educación de calidad, de calles apacibles y seguras, y de una red de infraestructuras y viviendas de primera”. Así arranca el prólogo escrito por Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, para presentar el Plan España 2050.
En este se incluyen, a lo largo de las 676 páginas del documento con dicho plan, “unos Fundamentos y propuestas que recogen: un análisis diacrónico y prospectivo de nueve grandes desafíos que España deberá superar de aquí a 2050 si quiere consolidarse como uno de los países más avanzados de Europa; más de 200 propuestas para lograrlo; y un cuadro de 50 objetivos e indicadores cuantitativos para diseñar líneas de acción, tomar medidas concretas y monitorear el progreso en los próximos años”.
Entre los diferentes indicadores que se ofrecen, podemos destacar el objetivo de pasar del 1,2 por ciento del PIB en gasto de I+D en el período 2015-2019 al 3 por ciento en 2030, el 3,5 por ciento en 2040 y el 4 por ciento en 2050. Según TEDAE en su resumen del año 2019, la industria de defensa, aeronáutica, seguridad y espacio invirtió un 9 por ciento de su facturación en I+D.
Según el plan, las administraciones públicas españolas invierten el 0,2 por ciento del PIB en I+D, mientras que en la Unión Europea suman un 0,3 por ciento. El sector empresarial español invierte el 0,7 por ciento frente a un 1,5 por ciento en la Unión Europea, porcentaje que llega al 1,9 por ciento si consideramos los ocho primeros países de la Unión Europea.
Otro importante objetivo es reducir hasta 2050 en un 90 por ciento las emisiones de CO2, de 330.540 toneladas en el período 2015-2019 a tan solo 29.000 toneladas. También subir los impuestos ambientales del 1,8 del PIB al 5 por ciento.
Sobre la innovación en España se señala: “Durante las últimas décadas, España ha reforzado mucho su capacidad para innovar. Lo ha hecho a través de una mejora de sus recursos humanos, de una ampliación de sus infraestructuras tecnológicas, y de un mayor dinamismo de los sectores y empresas intensivos en conocimiento. A pesar de ello, nuestro país todavía ocupa una posición media en los rankings globales de innovación y se sitúa por debajo de la media de la UE-27.
Buena parte de nuestro déficit innovador se concentra en el sector empresarial. Los datos revelan que las empresas españolas invierten en I+D menos que sus homologas europeas, son menos innovadoras, generan menos empleo en aquellos sectores de alto valor añadido (como los de nivel tecnológico alto o los intensivos en conocimiento), y crean productos con un menor grado de complejidad.
La Administración pública también contribuye a la baja innovación. En España, las ayudas estatales para I+D son escasas, conllevan demasiada burocracia y, a menudo, adolecen de falta de coherencia y visión estratégica de largo plazo. Además, suelen estar sesgadas hacia la concesión de préstamos, algo que tiende a dificultar el acceso y a desincentivar la demanda entre las startups y las empresas más jóvenes. El resultado es que una parte importante de las ayudas se malgastan y que otra no llega a ejecutarse. De hecho, en 2019, el 49 por ciento de los fondos estatales a la I+D no se ejecutó. Estas ineficiencias en el uso de las ayudas suponen una pérdida de recursos que podrían invertirse en I+D y contribuir al incremento de la productividad, ya que el papel del sector público como facilitador de la innovación privada es clave.
Por último, cabe mencionar la situación de los centros de investigación y formación superior. Aunque ha habido mejoras, la universidad española aun presenta unos niveles de investigación, innovación, transferencia científico-técnica, y creación de empresas (spinoffs) inferiores a los de los países más avanzados de Europa”.
Para fomentar la innovación, se propone. “impulsar la innovación y, en particular, la inversión en I+D. Debemos hacerlo, además, de forma sostenida en el tiempo […] generando los incentivos necesarios para fomentar el aumento de la inversión en I+D privada, donde España presenta un mayor déficit”.
Así se debe “Estructurar adecuadamente los sistemas de ayudas a la inversión otorgados por la Administración pública para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos”. Esto incluiría evaluaciones de las empresas antes y después de las ayudas, el aumento de las ayudas directas “siempre que sea necesario para el éxito del proyecto, préstamos bonificados con mejores condiciones, y la simplificación de procedimientos de acceso a las ayudas y préstamos”.
También “mejorar el sistema de gobernanza multinivel en el campo de la innovación”, proponiéndose que “sera necesario reforzar las sinergias entre las diferentes políticas y organismos existentes dedicados a la I+D, la innovación, el emprendimiento y la digitalización, aprovechando las oportunidades que ofrecen los consorcios público-privados. En particular, la compra publica puede ser clave para el desarrollo de soluciones tecnológicas y de innovación que faciliten los objetivos específicos para cada misión”.
Para ello será necesario potenciar la investigación científico-tecnológica en las universidades y su transferencia al tejido productivo, dotando de forma importante los recursos que el Sistema Universitario español destina a la investigación y apoyando “la creación de spin-offs y startups universitarias”, fomentando “la creación de consorcios entre las universidades, los centros de investigación, el sector privado y las Administraciones públicas”, También “Incrementar la dotación económica y establecer un sistema de incentivos adecuado para el fomento de centros de excelencia de referencia internacional, que faciliten el retorno y la retención del talento nacional, así como la captación del extranjero”, y “Promover la creación de una red de hubs de innovación”.
DESCARBONIZACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO
Tras criticarse la actitud de algunos gobiernos españoles ante las actuaciones climáticas, y aunque se habla de distintos sectores de la economía, en gran medida en lo que se refiere a las energías renovables, “esta menor ambición tuvo su reflejo en una mayor laxitud fiscal. Los impuestos energético-ambientales son una de las principales herramientas que tienen los Estados para desincentivar las actividades poco sostenibles, incorporando sus externalidades negativas al precio de los bienes y servicios. Nuestro país, sin embargo, ha hecho un uso limitado de ellos, en parte para no perjudicar la competitividad internacional de ciertos sectores económicos”, En esta línea, se señala que “Un segundo factor que explica el incremento de nuestra huella ecológica es la apuesta insuficiente que hemos hecho por la adopción de soluciones medioambientalmente sostenibles, propias o importadas. La utilización de nuevas tecnologías es y sera clave para desvincular la actividad económica de la generación de gases de efecto invernadero, de la contaminación y del uso intensivo de recursos”.
En el programa de descarbonización en el Plan España 2050 se hace una apuesta por el hidrógeno “en sectores como la industria o el transporte pesado, ambos difíciles de electrificar”.
Sobre los distintos medios de transporte, en referencia al aéreo se señala que el “transporte aéreo de pasajeros también tendrá que experimentar una transformación profunda. Deberá realizarse de una forma mucho mas racional y eficiente en aeronaves menos contaminantes que ya están testándose”.
A este respecto Javier Sánchez-Prieto, presidente de Iberia ha reconocido durante una presentación en FITUR que los aviones que usen el hidrógeno como fuente energética son el futuro, pero todavía faltan muchos años para que sean una realidad.
Sánchez-Prieto también ha recordado que a nivel global, el transporte aéreo solo supone del 2 al 3 por ciento de las emisiones globales, y de ellas un 80 por ciento corresponde a los vuelos de largo radio, que tienen una muy dificil sustitución.
Para fomentar la descarbonización del transporte se propone un aumento de los impuestos “será relevante adaptar la fiscalidad a la nueva realidad del transporte para corregir sus externalidades negativas y establecer señales inequívocas que garanticen su descarbonización a largo plazo”.
Y así, aunque se reconoce que el transporte interurbano de personas y mercancías por carretera, es el principal responsable de las emisiones del sector del transporte, se recomienda “Disminuir el impacto medioambiental del transporte aéreo mediante la introducción de la tasa de viajero frecuente o el establecimiento de impuestos sobre los billetes de avión según la cercanía del destino. Ello ayudara a limitar sus externalidades negativas y a aproximar su tratamiento fiscal al de otros medios de transporte. Asimismo, se recomienda prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en menos de 2,5 horas”
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Señalemos que, por ejemplo, el AVE entre Madrid y Barcelona tarda ese tiempo sólo si es un tren sin paradas intermedias, de Madrid a Málaga al menos 2 horas y 46 minutos. Ello supondría, como ha ocurrido con esta misma iniciativa en Francia, que solo un muy pequeño porcentaje de vuelos se vean afectados por esta medida. Algo sobre lo que el presidente de Iberia, que aunque ha celebrado el anuncio de la llegada en el futuro al aeropuerto de Madrid Barajas, ha señalado que seguirán siendo muchos los destinos en los que el tren no será una alternativa al avión, especialmente para aquellos pasajeros que conecten hacia otra ciudad.
Y es que durante su visita a FITUR, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos ha anunciado la llegada del AVE a Barajas señalando que el proyecto está en condiciones para licitarse y podrían comenzar las obras en 2022 para la primera fase del proyecto, algo que su ministerio ya había anunciado hace tres meses.
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