Horas antes de su tradicional encuentro navideño con la prensa, Airbus anunciaba la designación de Alberto Gutiérrez como nuevo director de la división de aviones militares de Airbus Defense and Space, y presidente de Airbus España, sustituyendo a Fernando Alonso.
La sucesión, como está ocurriendo en la dirección de la multinacional a nivel global –Tom, Enders, su actual consejero delegado se va en el primer trimestre de 2019, dejando el cargo en manos de Guillaume Faury- se ha realizado siguiendo los planes preestablecidos y en un clima, al menos de cara al exterior, tranquilo.
Sin sobresaltos ni tensiones. Así explican fuentes de Airbus España cómo ha sido la transición, e inciden en destacar el buen clima que se creó entre los dos directivos desde que Gutiérrez volviera a España en 2017, precisamente, para preparar la sustitución. Unas relaciones que sin duda, también tienen que ver con el carácter del nuevo presidente de Airbus España, un hombre tranquilo, pero con las ideas muy claras.
En esta ocasión, además, la tranquilidad también se siente en otro aspecto que no hace muchos años preocupaba dentro de Airbus España, el peso específico de los ejecutivos españoles en los órganos de decisión del grupo. En épocas pasadas era una queja reiterada, pero el proceso de transformación de la multinacional también ha acabado con estas sospechas.
Partiendo de la base que España es lo que es dentro del grupo, con una participación de no más de un 4 por ciento en la multinacional, Airbus también ha vivido su propia revolución interna. En este sentido hay que agradecerle al alemán Enders que convirtiera los pulsos de poder, impulsados por las presiones impuestas por los políticos tanto en Berlín como en París, en un tema del pasado. Una de las decisiones revolucionarias de Tom Enders fue disminuir la participación accionarial de los gobiernos en Airbus.
Sin pecar de ingenuos –es indudable que las decisiones que se toman en los despachos de Berlín y París siguen pesando en la cúpula de Airbus- es verdad que el grupo eligió hace unos años pensar en el buen gobierno corporativo, y en dotar a sus máximos ejecutivos de una trayectoria internacional donde el pasaporte era lo de menos.
La prueba la tenemos hoy en la dirección de Airbus en España, Alberto Gutiérrez atesora una importante carrera internacional, con importantes puestos de responsabilidad en Airbus ejercidas fuera de nuestra fronteras, y lo mismo ocurre con Manuel Huertas, el presidente de Airbus Operations, la división española de aviones comerciales del grupo.
Más allá de la vida interior que existe en cualquier multinacional del tamaño y la importancia del fabricante europeo de aviones y sistemas de defensa y espacio, y volviendo a España, el mensaje de los directivos en España sigue siendo claro e inequívoco: O el gobierno español empieza a poner dinero encima de la mesa o la industria aeronáutica nacional, y la propia Airbus, lo va a tener difícil para afrontar el futuro aeroespacial.
«La felicitación navideña del grupo podría haber sido, sin duda: Airbus en España desea una Feliz Navidad y un próspero presupuesto.”
Por ejemplo Manuel Huertas alabó la iniciativa de presentar una Agenda Sectorial para esta industria, pero acabó el relato con el inevitable ¿Y de presupuesto qué?
El papel todo lo admite, y en este sentido el nuevo presidente de Airbus España desarrolló la misma idea: Está muy bien que el ministerio de Defensa español haya pedido participar como miembro de pleno derecho en las fases iniciales del desarrollo del nuevo avión de combate europeo pero ¿Han previsto la inversión que esta decisión implica?
Y es que los diseños del FCAS y el Next Aircraft –el futuro avión que debe sustituir a la familia A320- con sus respectivos estudios económicos ya rondan por los despachos de gobiernos como el francés o el alemán.
La felicitación navideña del grupo podría haber sido, sin duda: “Airbus en España desea una Feliz navidad y un próspero presupuesto”
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