El fundador/presidente de la escuela de pilotos Aerotec, y de la Asociación de Escuelas de Formación Aeronáutica -AEFA-, y piloto primero militar y luego de aerolínea, pone en valor, la importancia de una formación de calidad a los pilotos, como la última frontera de la seguridad del transporte aéreo.
En todos los cursos y seminarios sobre seguridad aérea, cuando se pinta el famoso diagrama de las “lonchas de queso gruyere” para explicar el modelo de Gestión de Amenazas y Errores (TEM en inglés), esa “ultima” loncha de queso, esa última línea de defensa, siempre es el piloto.
De manera recurrente, cuando un accidente trasciende a los medios, casi siempre se cuestiona el papel de la tripulación durante el análisis que se hace del mismo: ¿qué se podía haber hecho diferente?, ¿qué procedimientos se podían haber aplicado de otra manera? ¿qué se podía haber mejorado en la formación de los pilotos? ¿qué habilidades adicionales les podrían haber ayudado? ¿qué podemos hacer para que no se repita?
«Nadie más crítico con los pilotos…… que los propios pilotos. Lo llevamos en los genes.»
Y en esas autocríticas, como de manera interesante apunta Chesley Sullenberger, “Sully”, entra el determinar las capacidades que los pilotos necesitamos para desarrollar con seguridad nuestro trabajo. Capacidades basadas en la experiencia y la formación.
Por eso creo que el ser políticamente correctos con nosotros mismos, nos lleva a veces a una elección bizantina entre experiencia y formación. Son dos caras de la misma moneda, necesarias y complementarias.
El problema, surge, en mi opinión, cuando la diferencia de precio entre ambas, desequilibra el reparto. Entonces aparecen los gurús, a convencernos de lo innecesario que es dedicar esfuerzo y recursos a la más cara, sea la experiencia al comienzo de nuestras carreras, o la formación en fases ya más avanzadas. El caso es ahorrar.
Aquí existía el Comercial de 1ª, 1.500 horas, como lo han vuelto a poner en USA ¡Qué casualidad! Y lo quitamos cuando convino….
Aquí eliminamos el UPRT de los cursos ab-initio, ¡y nadie dijo nada!
Aquí damos por bueno el MPL eliminando la parte psicológica y emocional de ser resolutivo por uno mismo, de «tragar saliva» cuando toca, y RESOLVER con nuestros conocimientos y recursos en cada momento. ¡Que magnífico estímulo eliminado de los programas de formación!
Cuando nuestro tiempo como profesionales en activo se vuelve un recurso escaso, con ayuda de las nuevas tecnologías, despachamos interesantes y ”costosos” cursos presenciales sustituyéndolos por un programa on-line enlatado, donde la trasferencia de conocimiento se realiza de forma totalmente distinta.
Y mientras, el error humano está desplazándose de los pilotos, hacia los ingenieros y programadores que soslayan información y alternativas, porque «eso no va a ocurrir nunca», o bueno, casi nunca… A400M, Boeing 737 Max, el A-330 de Air France….
«No nos dejemos arrinconar en las cabinas mientras otros deciden en los despachos: tiene que haber pilotos en los niveles de decisión de las Administraciones, o nos seguirán llevando a situaciones fatales las circunstancias, esas… que la estadística dice que no se dan.»
Una buena casa, requiere empezar con unos buenos cimientos, esa es la formación Ab-initio: adquirir “experiencia y experiencias”, hábitos, rigor, principios, disciplina….. olvidada y ninguneada por los grandes lobbies. Y para acabar la casa, hay que utilizar materiales de calidad, esa es la formación más avanzada y recurrente: Habilitaciones, Refrescos, conocimiento de los nuevos Sistemas y Tecnologías….. sin ambas, la seguridad en el ejercicio de nuestra profesión se verá mermada.
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