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Proyecto Bee: El hidrógeno no es nuevo en la aviación

La propulsión mediante hidrógeno en aviación está de actualidad. Pero el primer vuelo de un avión que utilizó hidrógeno se produjo un frio 23 de diciembre de 1956 en Cleveland, dentro del “Proyecto Bee”.

Parece que esta vez va en serio y que los recursos movilizados podrían llevarnos a disponer de propulsión por hidrógeno efectiva y competitiva en los próximos quince a veinte años. De hecho, Iberia y Airbus han formalizado un acuerdo para investigar en este tipo de combustibles como recambio de flota en los próximos años.

Pero ya en la década de los 50 se experimentaba con este combustible. Esta primera experiencia se denominó Proyecto Bee. El avión seleccionado para el fue  un Martin B-57B, versión bajo licencia del English Electric Camberra, dotado con dos reactores Curtis Wright J-65. El plan consistía en equipar al avión con un circuito de combustible alternativo y la modificación de uno de los reactores para que pudiese quemar tanto JP-4 como hidrógeno. El avión despegaría normalmente y a una altura de 15.200 metros cambiaría el circuito de combustible de uno de los motores. El aterrizaje volvería a hacerse con el combustible normal.

El piloto de pruebas seleccionado fue Joseph S Algranti, apoyado en el asiento de atrás por William V Gough Jr, un piloto de la Navy, que se encargaría del manejo del instrumental especial relacionado con el hidrógeno. El 23 de diciembre de 1956 el B-57B fue cargado de JP-4 y remolcado a un lugar remoto de la base, para proceder a la carga de hidrógeno. Finalmente, 94 kg de hidrógeno fueron almacenados en un depósito en la punta del ala izquierda.

El reactor J65 siendo modificado y probado para que pudiese utilizar hidrógeno.
El reactor J65 siendo modificado y probado para que pudiese utilizar hidrógeno.

El avión realizó su carreteo de despegue y finalmente surcaba el aire normalmente. Tardó una hora en alcanzar la altura prevista de 15.200 metros. En ese tiempo, y para mantener la presión, Gough tuvo que soltar hidrógeno al menos 8 veces, perdiendo el 16% del volumen del gas. En el momento de la prueba se hizo la transición de JP-4 a hidrógeno, y el motor comenzó a vibrar y aumento sus vueltas. El piloto lo apagó, y se volvió al JP-4. La primera y la segunda prueba no fueron exitosas, pero se aprendió mucho en el manejo del nuevo combustible.

El 13 de febrero de 1957 se consiguió el primer vuelo con el ciclo completo. En este caso, cuando se cambió de combustible, se mantuvo 2 minutos al motor con los dos combustibles a la vez, hasta que se pasó sólo al hidrógeno. En los 20 minutos de vuelo con hidrógeno el motor se comportó normalmente. El avión de apoyo notó que el motor con hidrógeno dejaba una larga estela de condensación, que no se observaba en el otro motor.

Los vuelos de prueba se extendieron hasta 1959. A pesar de ligeras variaciones, el regulador de oxígeno mantenía una velocidad constante. La compatibilidad de utilizar JP-4 e hidrógeno quedo bien establecida, abriendo paso a otras utilizaciones, principalmente en ingenios espaciales, hasta ahora.

 

Tupolev 155

Hubo que esperar hasta abril de 1988 para que un avión volase únicamente con hidrógeno líquido. Este fue el Tupolev 155, un derivado directo del avión de pasajeros Tupolev 154. Posteriormente experimentó con gas natural líquido, pero la caída de la URSS se llevó el programa por delante.