La Fundación Enaire ha lanzado una serie de iniciativas culturales y memorísticas para recordar la figura del ingeniero aeronáutico español Emilio Herrera.
La Fundación Enaire ha realizado en el castillo de Villaviciosa de Odón (Madrid) un acto en el que “el Gobierno de España ha hecho entrega a la familia del ingeniero de la Declaración de Reconocimiento y Reparación Personal correspondiente a Emilio Herrera Linares y su esposa, Irene Aguilera”, el cual ha sido presidido por el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez.
Además, se formalizó la firma del depósito del archivo personal de Herrera en el Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio (SHYCEA), institución responsable de su custodia y conservación. Fundación Enaire, por su parte, patrocinará la digitalización íntegra del archivo, “con el objetivo de facilitar su preservación y su futura consulta pública”.
Margarita Asuar, directora de Fundación Enaire, explicó en el acto que “desde Fundación Enaire consideramos esencial preservar y difundir el legado de figuras que han marcado la historia de la aeronáutica. La digitalización del archivo permitirá garantizar su conservación y facilitar su consulta”.
Como parte de este homenaje a Herrera, está prevista la realización de diferentes actos; y se está trabajando, por medio de Ángel Luis Arias, representante permanente de España en el Consejo de OACI, para sumar al museo de OACI una exposición permanente sobre su figura, diseñada por Fundación Enaire, “y que incluirá piezas y recursos museográficos adaptados al espacio del museo de la organización”. Entre esas piezas se incluirá una reproducción de la escafandra estratonáutica, la cual está considerada como un precursor del traje espacial de los astronautas.
Esta escafandra y su traje asociado tenían como objetivo proteger del frío y mantener vivos a los ocupantes de globos que ascendiesen a gran altitud para estudiar la estratosfera. Se componía de un mono de lana, sobre el que se ponía otro de caucho y otro exterior. Sobre todos estos se colocaba una estructura metálica a la quese unía la ecafandra.
Emilio Herrera colaboró con Juan de la Cierva y Leonardo Torres Quevedo, entre otros, y contribuyó a la terminología aeronáutica internacional (por ejemplo, acuñó el término espacio aéreo).
Su esposa, documentó, en muchas ocasiones mediante dibujos, parte de su trabajo “y fue un gran apoyo durante los años de exilio”, señalan desde Fundación Enaire. Además en 1911 pilotó en Cuatro Vientos un biplano Farman.
Al margen de su faceta como ingeniero aeronáutico, Herrera, nacido el 13 de febrero de 1879 en Granada, y fallecido el 13 de septiembre de 1967 en Ginebra (Suiza), se formó como militar en la academia de Ingenieros de Guadalajara, graduándose en 1903 como teniente, y pidiendo el traslado a la Escuela Práctica de Aerostación. En los siguientes años participó en numerosas ascensiones científicas y deportivas (quedó segundo en el Gran Prix de París de 1906, o la competición Gordon Bennet de ese mismo año a bordo del globo bautizado Ay Ay Ay).
Formó parte de varios gobiernos de la II República, y entre 1960 y 1962, fue presidente del Gobierno republicano español en el exilio.
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