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Adios al DC-7 de Córdoba

El DC-7 lleva instalado en una pequeña colina en el parque Miraflores de Córdoba desde 2011.
El DC-7 lleva instalado en una pequeña colina en el parque Miraflores de Córdoba desde 2011.

Tras una década y media abandonado en el parque de Miraflores, el ayuntamiento de Córdoba ha decidió, nuevamente, su desguace.

En 1996, Baquero Servicios Aéreos (Basaer) trajo a España dos DC-7 que habían sido convertidos a apagafuegos.

Un cambio en las prioridades a la hora de atacar el fuego por parte del Gobierno español llevó a que ese tipo de aeronave, de gran tamaño y carga en tierra, ya no se considerase adecuada para la misión, y los dos aviones quedaron en tierra, abandonados en el aeropuerto de Córdoba, al ser embargados también por la entidad bancaria que había concedido el préstamo para su compra.

Posteriormente fueron adquiridos por el piloto hispano-suizo Francisco Agulló. Uno de ellos, el EC-GGB, fue desguazado en el aeropuerto en enero de 2010, y su morro y sección frontal de la cabina llevados al Museo Europeo de la Aviación en Montelimar (Francia).

Este DC-7C, número de serie 45112, había sido construido para BOAC, con la matrícula G-AOIB. Después fue vendido a T&G Aviation que lo convirtió en apagafuegos con la matrícula N92802. Después fue vendido a Saturn Airways. Comprado por Basaer, recibió, en octubre de 1996, la matrícula temporal EC-888, y luego la definitiva EC-GGB.

El segundo, el EC-GGC, número de serie 45215, es nuestro protagonista. Comenzó su historia con SAS con la matrícula SE-CCF. En abril de 1962, cuando el avión tenía tres años y medio, resultó gravemente dañado en Jartum (Sudán) al chocar en tierra con el DC-6 ET-AAZ de Ethiopian Airlines por un fallo en los frenos. El DC-7 fue reparado usando la sección delantera del DC-7C  N317A. Ese avión, perteneciente a Overseas National Airways, se había perdido en un accidente el 23 de septiembre de 1961 en la base aeronaval de Norfolk. Por un fallo hidráulico, en la toma se salió de la pista. Los cinco tripulantes, únicos ocupantes, sobrevivieron. SAS lo vendió poco después a Lee Mansdorf Company (como N9734Z), pasando por Consolidated American, y Northwest Aero Industries, antes de ser adquirido por Sergio Tomassoni, que a su vez lo vendió a T&G Aviation para ser convertido en apagafuiegos.

Comprado por Basaer en agosto de 1995, se matriculó EC-889 primero y EC-GGC después. Comprado por Agulló igualmente, lo cede al ayuntamiento de Córdoba para su uso como centro cultural. Con las alas y sección de cola desmontada, el 12 de marzo de 2011 fue trasladado desde el aeropuerto a su actual ubicación en el parque Miraflores, junto al Guadalquivir, el recinto ferial de Córdoba y el estadio Nuevo Arcangel.

La propuesta de convertirlo en la pieza central de un centro cultural nunca se convirtió en realidad. De cara a la candidatura cordobesa a Capital de la Cultura Europea en 2016 (que ganó San Sebastián), se decoró, antes de su traslado, con unos títulos en referencia a ello. Desde ahí, lo único que se ha hecho fue soldar las puertas y ventanas (no muy bien), para evitar que gente sin hogar viviese en su interior.

En 2019 desde el ayuntamiento anunciaron su retirada de su lugar. Pero nada se hizo. Ahora, en la primera semana de agosto, se repitió el anuncio de su retirada en menos de un mes. En ambos casos se trata de un gobierno del PP en el ayuntamiento. El mismo partido que antes, cuando estaba en la oposición también pidió que se retirase. Al parecer, el coste económico de la operación es lo único que la ha frenado hasta ahora.

Aunque se supone que fueron soldadas. fañta una puerta y varias salidas de emergencia estan abiertas.
Aunque se supone que fueron soldadas. fañta una puerta y varias salidas de emergencia estan abiertas.

Desde Fly News hemos tratado en varias ocasiones de ponernos en contacto, sin éxito, con el gabinete de prensa del ayuntamiento para conocer más detalles sobre la retirada e intenciones sobre qué pasará después con el avión, o sus restos (dependiendo de cómo se “retire”).

Sabemos que el Museo del Aire y Astronaútica quizás no es el lugar adecuado para reservarlo (al fin y al cabo el DC-7 nunca fue operado por el Ejército del Aire, aunque hay algunas aeronaves civiles en él). Por lo que el Museo Aeronáutico de Málaga, en el aeropuerto de esa ciudad, podría ser un buen destino. En él se exponen varios aviones que habían quedado abandonados en ese aeropuerto, entre otras interesantes piezas.

El sol ha causado sus estragos en el exterior del DC-7.
El sol ha causado sus estragos en el exterior del DC-7.

Uno de ellos es un DC-3 decorado con los colores de Iberia, representando al primer avión de este modelo que aterrizó en el aeropuerto malagueño. Este avión, había sido operado por Aerotransporte de España con la matrícula EC-CPO. Tras varios años abandonado en el aeropuerto de Zaragoza, fue desmontado, llevado a Málaga y restaurado.

El timón de cola, entelado, se mantiene, increiblemente, intacto.
El timón de cola, entelado, se mantiene, increiblemente, intacto.

Otro avión es un Beech C-45 (E-18) que había pertenecido a la Fuera Aérea de Marruecos. Comprado tras su baja, quedó abandonado en Málaga con matrícula estadounidense. Se decoró con los colores de Spantax, y con la matrícula EC-ASJ, los mismos y misma que porta el E-18 que la FIO mantiene en vuelo en Cuatro Vientos, y que es el avión original con esa matrícula.

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