Cepsa y Etihad han firmado un memorando para acelerar la descarbonización del transporte aéreo mediante combustibles sostenibles (SAF).
Ambas compañías priorizan el desarrollo de estos combustibles sostenibles como herramienta para seguir reduciendo la huella de carbono del transporte aéreo y contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y la lucha contra el cambio climático, con una producción anual de 800.000 toneladas para 2030.
Estos combustibles se producirán a partir de materias primas circulares que no compiten con la alimentación, como aceites de cocina usados o residuos biodegradables de diferentes industrias, y permitirán reducir las emisiones de la aviación hasta en 80 % en comparación con el queroseno convencional.
La alianza, anunciada en la exposición de ADIPEC, celebrada estos días en Abu Dabi, también trabajará en el desarrollo de nuevas alternativas energéticas, como el hidrógeno renovable, y en la electrificación de las flotas terrestres de Etihad, que incluyen los vehículos de suministro, las operaciones de carga y descarga de equipajes y la asistencia a los aviones.
Durante el acto de la firma, Maarten Wetselaar, consejero delegado de Cepsa, ha asegurado: «La descarbonización del transporte aéreo es uno de los principales retos de nuestro tiempo y Cepsa se compromete a desempeñar un papel fundamental en la consecución de ese reto junto a importantes socios como Etihad. Alianzas como la que alcanzamos hoy refuerzan nuestra determinación de transformar el transporte aéreo en un modo de transporte más sostenible».
Por su parte, Adam Boukadida, director financiero de Etihad Aviation Group, la aerolínea de Emiratos Árabes Unidos, ha señalado: “La descarbonización de la aviación es el mayor reto al que se enfrenta nuestra industria y el desarrollo de un combustible de aviación sostenible comercialmente viable es un requisito clave para cumplir el objetivo de sostenibilidad del sector aéreo. Nuestro memorando de entendimiento con Cepsa nos permite abordar el primer reto, crear una demanda de SAF, lo que a su vez fomenta una mayor producción y aumenta la disponibilidad para acabar reduciendo los costes y permitir una mayor adopción de SAF por parte de la industria en general. Se trata de un efecto de bola de nieve, que es esencial si queremos superar los principales retos que se interponen en el camino hacia una solución comercialmente viable».
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