Globalia, matriz de Air Europa y el Gobierno español siguen negociando las condiciones de su rescate mientras discute con IAG su futuro.
Aunque Air Europa ha retomado una parte de sus vuelos, tanto de corta y media distancia, como de larga, la segunda ola del COVID-19 en España y la situación en otros países está causando que las previsiones de recuperación paulatina del tráfico aéreo no se estén cumpliendo.
Con ello, las previsiones de pérdidas se están disparando, haciendo cada vez más necesario un aporte económico que evite que el grupo entre en quiebra técnica al final del año (algunas voces incluso señalaban que Air Europa podría cerrar el 1 de septiembre pasado si no recibía antes fondos).
Así, Globalia estaría negociando, desde el pasado mes de julio, una ayuda de 500 millones de euros al menos que permitan, como decimos, su supervivencia. Esta ayuda puede ser en forma de más avales a créditos (ya ha recibido 140 millones de euros de los bancos con el aval del ICO por el 70 por ciento del importe), o una inyección de capital directa, lo que convertiría al Estado en accionista de Globalia.
El tener al Gobierno español como socio no es algo que haga felices a los directivos de IAG y a sus accionistas, lo que podría llegar incluso a impedir que se llevase a cabo la compra de Air Europa.
Y mientras, busca compradores para su cadena de hoteles Be Live y su división de handling aeroportuario, Groudforce.
En el lado bueno, en la madrugada del 6 de septiembre llegó a Madrid en vuelo de entrega un nuevo Boeing 787-9 (EC-NGS) desde la planta de Boeing en Charleston. Otros tres B-787-9 para Air Europa (de las empresas de leasing Avolon -EC-NGQ-, BOC Aviation -EC-NIL- y CIT Leasing —EC-NGR—) sin embargo, forman parte de los 17 aviones de este modelo producidos en Charleston y que Boeing ha enviado al aeropuerto de Victorville para su almacenaje.
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