Aunque todavía no hay decisión sobre cual de las tres propuestas de avión cero emisiones será el que desarrolle Airbus en el futuro, vuelven a jugar con la imagen del modelo turbohélice.
Cuando Airbus lanzó el programa Zero E en 2020 anunció que estudiaban tres posibles modelos: un turbohélice, un reactor similar al A320, y un ala fuselada, con el objetivo de que el elegido entrase en servicio hacia 2035 haciendo uso de tecnologías de hidrógeno en lugar del tradicional queroseno.

Al inicio de 2025, Airbus anunció que dichas tecnologías, bien para generar electricidad a partir del hidrógeno, bien quemando hidrógeno, no iban a estar listas para la fecha prevista, así como los medios para almacenar a bordo dicho hidrógeno, y la electricidad generada. Y que por ello retrasaban de cinco a diez años su adopción, y señalaban que el SAF era la única alternativa hasta entonces, junto con algunos avances en aerodinámica y motores, para reducir la huella medioambiental de la aviación comercial.

En estos cinco años de trabajo hay un detalle curioso. Las veces que el turbohélice, el modelo preferido por Airbus cuando publican una imagen sobre el programa, ha cambiado de aspecto.
Inicialmente parecía un ATR, con una deriva vertical diferente, un ala con diferentes incidencias, y un morro más “Airbus” (el morro de un avión, al margen de la aerodinámica suele ser una “marca de la casa” que permite reconocer muchas veces al fabricante por sí solo.

Y ahora, con motivo del Airbus Summit 2025, las jornadas del fabricante para mostrar algunos de sus avances y proyectos, en la descarbonización del transporte aéreo, han vuelto a modificar dicho avión conceptual.
Las nuevas imágenes nos muestran lo que podría ser un A400M civilizado. Sin rampa ventral, con motores eléctricos en lugar de los TP400, y con un morro tipo A350. Una de ellas, además nos da una idea mucho más clara del tamaño que podría tener este avión previsto para llevar a 100 personas a 1.000 millas (1.850 km).
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