La apertura de China al mundo tras los cambios políticos sobre el COVID-19 en el país ha puesto en alarma a numerosos gobiernos, incluido el español.
El cambio de postura política del gobierno chino ante el COVID-19, que ha llevado a, entre otras medidas, a reabrir sus fronteras, ha levantado nuevas alarmas en numerosos gobiernos. Estos, entre ellos el español, han decidido someter a control a los pasajeros procedentes de China a su llegada a los aeropuertos nacionales. Estas medidas van desde la toma de temperatura, y realización de una prueba COVID a aquellos que superen una determinada, a peticiones de certificados de pautas completas de vacunación o PCR negativas. Vamos, volver a los controles de los peores momentos de la pandemia.
En España, la presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su equipo de gobierno, fueron una vez más los primeros en reclamar estos controles en el aeropuerto de Madrid –Barajas, dependiente de Aena, y por tanto, a través del ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, del gobierno central.
Estas medidas han sido criticadas por numerosos participantes en el tráfico aéreo internacional por considerarlas inútiles en más de un sentido. Otros, que no han expresado su opinión, dependen en gran medida de los gobiernos que han decidido imponer estos controles.
Como ejemplo de estas críticas a los nuevos controles, Wilie Walsh, director general de IATA, ha manifestado:
“Varios países están introduciendo pruebas de COVID-19 y otras medidas para los viajeros procedentes de China, a pesar de que el virus ya circula ampliamente dentro de sus fronteras. Resulta extremadamente decepcionante ver este restablecimiento precipitado de medidas que han demostrado su ineficacia en los últimos tres años.
Las investigaciones realizadas en torno a la llegada de la variante Omicron concluyeron que poner barreras a los viajes no suponía ninguna diferencia en el pico de propagación de las infecciones. Como mucho, las restricciones retrasaron ese pico unos días. Si surge una nueva variante en cualquier parte del mundo, cabría esperar la misma situación.
Por eso los gobiernos deberían escuchar los consejos de los expertos, incluida la OMS, que desaconsejan las restricciones de viaje. Tenemos las herramientas para gestionar el COVID-19 sin recurrir a medidas ineficaces que corten la conectividad internacional, dañen las economías y destruyan puestos de trabajo. Los gobiernos deben basar sus decisiones en ‘hechos científicos’ y no en ‘políticas científicas’”.
Por su parte Olivier Jankovec, director general de ACI Europe se ha manifestado en términos parecidos, señalando que: “Estas acciones unilaterales contradicen toda la experiencia y las pruebas obtenidas en los últimos tres años. Tanto el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han reconocido de forma inequívoca la ineficacia de las restricciones a los viajes internacionales para prevenir la propagación de COVID-19 y sus múltiples variantes preocupantes”; así como que: “Volvemos a sumergirnos en un mosaico de restricciones de viaje injustificadas y descoordinadas, que carecen de base científica. Está claro que todavía tenemos que aprender las dolorosas lecciones de los últimos años. Estas restricciones de viaje no funcionan y los actuales acuerdos de coordinación de la UE han fracasado una vez más«.
Jankovec ha pedido que se apueste en su lugar por: “Aumentar la secuenciación genómica para poder identificar posibles nuevas variantes de COVID-19 y la vigilancia correspondiente. Este planteamiento, como instaba Kyriakides, comisaria de Sanidad de la UE, en una carta enviada a principios de esta semana a los Estados miembros, no requiere realizar pruebas a los viajeros, sino que puede lograrse por medios como el análisis de las aguas residuales de los aeropuertos”.
No hay que olvidar que en España sigue siendo obligatorio el uso de mascarillas en el transporte público, lo que incluye a los aviones operados por las aerolíneas españolas, pero no a los de otros países. España es uno de los pocos países que sigue aplicando esta norma, que recientemente ha sido reintroducida en varios países latinoamericanos.
Añadir comentario