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La USAF retrasa cuatro años el Boeing KC-46

Simulador de la consola de control del repostaje en vuelo del Boeing KC-46A.
Simulador de la consola de control del repostaje en vuelo del Boeing KC-46A.

La USAF ha decidido esperar cuatro años antes de ordenar la producción a gran escala del cisterna Boeing KC-46 a la espera de la solución de problemas.

 

El sistema de cámaras externas para el repostaje en vuelo es la razón esgrimida por la USAF para retrasar la decisión de autorizar la producción a pleno rendimiento del Boeing KC-46A cuatro años, junto a algunos problemas aún no resueltos completamente en la pértiga de reabastecimiento.

Dicho sistema de cámaras sigue sin funcionar adecuadamente y Boeing lo está rediseñando, con pruebas en vuelo de la nueva versión previstas para 2022 y, si las supera, la sustitución del sistema actual por el mismo a lo largo de los siguientes meses en los 33 aviones que ya se han entregado.

Según la USAF, el sistema instalado en estos primeros aviones tiene problemas de iluminación, poca calidad de las imágenes y cámaras que no están adecuadamente alinenadas para que el operador de la pértiga de reabastecimiento pueda controlar con seguridad la aproximación de los aviones a repostar, la maniobra en sí misma, y la salida de los aviones. La solución en la que trabaja Boeing incluye cámaras de mayor calidad (4K), y pantallas de mayor tamaño y resolución para el operador, así como un medidor laser de distancias con los aviones receptores. Los cambios en el sistema se estiman le costarán a Boeing 551 millones de dólares.

Esta autorización, que se esperaba para septiembre de este año, se espera ahora que se emita entre julio y septiembre de 2024. Originalmente se había estimado que en junio de 2017 el KC-46A la hubiese logrado, pero diferentes problemas han ido obligando a la USAF a ir retrasándola. En este caso la decisión del nuevo retraso por parte de la USAF se basa en los calendarios previstos para solucionar los problemas detectados durante las pruebas operativas.

Will Roper, secretario asistente de la Fuerza Aérea para Adquisición, Tecnología y Logística, encargado de firmar los contratos de compra, se ha mostrado optimista que mediante pruebas, tanto por la USAF como por Boeing, se pudiese acelerar el proceso y emitirse finalmente la autorización antes.

La producción a pleno rendimiento es una autorización que permite al fabricante lanzar la producción de todos los aviones (en este caso) contratados en lugar de hacerlo por lotes, lo que permite reducir los costes de producción. Es también una especie de certificación de que se ha comprobado que el producto cumple con todos los requisitos, tanto de producción como operativos y de mantenimiento, y que ha demostrado estar listo para su uso operativo en cualquier condición.

Por ahora la USAF ha firmado con Boeing la compra de 67 de los 179 que tiene previsto adquirir para sustituir su flota de KC-135 y esta decisión no afecta a los aviones ya adquiridos o en producción. El contrato entre ambas señala la compra de entre 12 y 15 aviones al año

La falta de dicha autorización supone también que el KC-46A Pegasus no puede ser desplegado operativamente.