Boeing y la USAF están realizando una nueva serie de pruebas en el cisterna KC-46A en la base aérea de Edwards, que han incluido el primer repostaje con este como receptor.
Boeing ya ha realizado pruebas de trasvase de combustible en vuelo desde el nuevo cisterna para la USAF KC-46A a sendos F-16 y F/A-18, y ahora le ha llegado el turno de ser el repostado.
La prueba se ha efectuado dentro de la nueva serie que se están llevando a cabo a lo largo del mes de febrero en la base aérea de Edwards junto al 418 Escuadrón de Ensayos en Vuelo.
Estas pruebas son de dos tipos. Por una parte están las de efecto suelo, que servirán para obtener datos aerodinámicos destinados a los modelos de vuelo de los simuladores (además de para la certificación); y por otra las de repostaje en vuelo.
Para las primeras, el «típico viento en calma de las mañanas en la base —según nos explican desde la misma— sus largas pistas, y los lagos secos son ideales ya que se trata de comprobar el comportamiento aerodinámico del avión a baja altitud, especialmente cuando despega y aterriza».
El efecto suelo se manifiesta cuando una aeronave vuela a una altura igual o menor a su envergadura (el diámetro del rotor en el caso de un helicóptero) y hace que esta se acelere y aumente la sustentación, haciendo que esta “flote”, es decir, que se quede a esa altura.
En las de repostaje en vuelo, se analiza el comportamiento aerodinámico detrás del avión nodriza, el que suministra el combustible, para comprobar que la estela turbulenta de este no afecta al avión que va a recibir el combustible.
Estas pruebas se realizan en varias fases, con el avión receptor, en este caso el KC-46A, en diversas posiciones hasta conectar con la manguera o pértiga, tanto sin como con repostaje de combustible.
En este caso, las pruebas han avanzado ya hasta el punto que el KC-46A ha realizado ya contactos con aviones cisterna KC-135 y KC-10.
Se nota que Boeing se está dando prisa en la certificación del modelo, sobre todo para empezar a tener ventas del exterior.