Más F-35, más A400M, y sobre todo, muchos más UAS en el futuro de las fuerzas armadas británicas.
La Revisión Estratégica de la Defensa del Reino Unido se lanzó como una de las primeras medidas del nuevo gobierno laborista en junio del año pasado. Esta incluía 62 recomendaciones de un comité independiente, todas las cuales fueron aceptadas.
Los planes para la fuerza aérea se centran en las aeronaves existentes y los aviones de combate rápidos de nueva generación a través del Programa Aéreo de Combate Global (el Tempest y su nube de combate), y aeronaves no tripuladas.

El Gobierno anunció previamente una inversión de 1.000 millones de libras esterlinas en defensa aérea y antimisil, la creación de un nuevo Comando Cibernético Electromagnético y una inversión de 6.000 millones de libras esterlinas en municiones.
El informe también indica que se requerirían más aviones de combate Lockheed Martin F-35 durante la próxima década. De hecho, en algunos medios británicos se da por segura la compra del F-35A, la versión terrestre. Hasta ahora Reino Unido ha adquirido 138 F-35B, la variante de despegue corto y aterrizaje vertical para portaaeronaves, que son operados tanto por la Fuerza Aérea como por la Marina.
Igualmente se incluyen recomendaciones para comprar más aviones de alerta temprana y control aerotransportados Boeing E-7 cuando la financiación lo permitiera. Además, seguía siendo necesario «aumentar la flota actual de aviones de transporte A400M, opciones de chárter civil o de servicio patrocinado«.
Reino Unido tiene numerosas aeronaves, incluyendo sus Airbus A330MRTT, que son operados por empresas privadas para las fuerzas armadas. De hecho, dos de los A330MRTT están pintados de blanco y cuando no son necesarios se alquilan a aerolíneas (principalmente Jet2) desprovistos de los pods suabalares de reabastecimiento.
El informe recomienda reemplazar los entrenadores BAe Hawk T1 y Hawk T2 y revisar urgentemente los actuales planes de entrenamiento de vuelo para aviones rápidos «para optimizar la capacidad«.

Según el informe, la Marina necesita una transformación sustancial. En concreto, la Armada «debería migrar a un ala aérea híbrida de portaaviones, compuesta por aviones de combate tripulados, plataformas aéreas colaborativas autónomas, drones de un solo uso y, eventualmente, misiles de largo alcance capaces de dispararse desde la cubierta del portaaviones«. Para esto se ha previsto una inversión de 15.000 millones de libras esterlinas que incluye además nuevos submarinos y buques no tripulados.
En una propuesta aún más audaz, se recomienda el «posible desarrollo de un destructor Tipo 45 hacia un sistema de dominio aéreo mínimamente tripulado o autónomo, que podría integrar armas de energía dirigida«. El Ministerio de Defensa declaró: “A esto le seguirá un plan de inversión en defensa que detallará las opciones y las cifras. Describirá lo que estamos haciendo y lo que asignaremos a cada cartera, y se establecerán los presupuestos para cada una”.
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