Se inaugura la cumbre ministerial bajo presidencia del ministro español de Economía Luis de Guindos.
(Por Juan Pons). Los ministros de los 22 países que integran la Agencia Espacial Europea (ESA) se reúnen el jueves 1 de diciembre y el viernes 2 de diciembre en la ciudad suiza de Lucerna para discutir y aprobar el plan estratégico y las inversiones de la Agencia para los próximos años.
La cumbre que reúne a las más altas autoridades nacionales europeas vinculadas con los asuntos espaciales está presidida por Luis de Guindos, el ministro español de Economía, Industria y Competitividad.
El titular de la cartera de Economía llega a Suiza con sus más inmediatos colaboradores en la materia: Begoña Cristeto, la secretaria general de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, responsable de las inversiones que España aporta a la ESA; y Francisco Marín, director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), la organización encargada de gestionar y velar por la participación de la industria nacional en los diferentes programas de la Agencia.
Quinta en importancia a escala europea, la industria espacial española está integrada por una veintena de empresas, facturó en 2015 en torno a 750 millones de euros y emplea a cerca de 3.500 personas, según datos de TEDAE, la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Aeronáutica y Espacio. Su esperanza es ver incrementar las inversiones españolas en la ESA hasta alcanzar el 8%, que es la contribución nacional al PIB europeo.
Los ministros europeos han mirado con lupa la ambiciosa nueva política europea que les presenta en Lucerna el alemán Johann-Dietrich Wörner, director general de la ESA desde hace 18 meses, que sustituye al francés Jean-Jacques Dordain. Wörner quiere reforzar la presencia de la industria europea en un mercado como el espacial, cuyo volumen de negocio asciende “a más 330.000 millones de dólares a escala global”, recuerda Jorge Potti, el presidente del Comité Espacio de TEDAE.
El director general de la ESA va a presentar a la aprobación de los ministros un presupuesto de 11.000 millones de € para financiar los grandes programas que deben ser una realidad entre 2020 y 2025. Las iniciativas más importantes son el lanzador espacial Ariane 6 ─junto al cohete ligero Vega-C─, la ampliación hasta 2024 de la contribución a la Estación Espacial Internacional y la conclusión del programa de exploración robótica de Marte, bautizado ExoMars 2020.
La industria francesa es la principal impulsora y beneficiaria de los nuevos cohetes europeos Ariane 6 y Vega-C y sus plataformas de despegue, que cuentan con una financiación superior a los 1.700 millones. Se trata del intento de la ESA por conservar su capacidad de autónomo al espacio y, sobre todo, de disminuir drásticamente los costes de lanzamiento, en un intento de hacer frente a los actores privados que han comenzado a surgir, especialmente a la sociedad norteamericana SpaceX.
El sector espacial alemán es el gran interesado en que la ESA aporte 800 millones de euros en los próximos tres años para ampliar su presencia humana y sus experimentos a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Italia es la más involucrada en el programa de exploración robótica ExoMars 2020, que exige una contribución de 400 millones de euros para poder enviar en 2020 a Marte el primer vehículo todo terreno… a pesar del fracaso en octubre pasado del módulo de descenso Schiaparelli.
En resumen, la ESA pretende dedicar 3.900 millones de euros a los programas de contribución obligatoria de ciencia, investigación y desarrollo, 1.800 para la exploración científica y su apoyo tecnológico, más de 1.700 para desarrollar los nuevos cohetes, 1.600 millones para misiones de observación de la Tierra, 1.200 para programas de telecomunicaciones, 400 para gestionar el tráfico, vigilancia y seguimiento del espacio, 100 para navegación relacionada con el espacio y otros 100 para iniciativas tecnológicas avanzadas.
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