La extrema complejidad de las tecnologías a bordo de la sonda euro-japonesa BepiColombo ha tenido tal efecto multiplicador en la industria española que le ha abierto las puertas de nuevos proyectos y mercados.
La sonda espacial euro-japonesa BepiColombo ya vuela hacia la órbita de Mercurio, el planeta más próximo al Sol. Emplazada en el espacio por un lanzador europeo Ariane 5 el sábado, 20 de octubre, a las 03:45 de la madrugada, hora peninsular española, recorrerá más de 8.500 millones de kilómetros hasta llegar a Mercurio a finales de 2025, para lo cual resulta clave la tecnología española.
Considerada como una de las misiones más ambiciosas de la Agencia Espacial Europea (ESA), y con un coste global cercano a los 2.400 millones de euros, la inversión europea está valorada en 1.350 millones, de los que una carga de trabajo de alrededor de 104 millones ‒el 8% del total europeo‒ ha recaído en 9 empresas nacionales.
Los retos para hacer realidad BepiColombo han sido de tal envergadura que su puesta a punto ha representado 18 años de trabajo ininterrumpidos, ya que muchos de sus equipos estaban en el límite del estado del arte.
La sensación general de los directivos del sector espacial español es que se trata de una misión “tremendamente complicada”, relata Pilar Román, delegada de España en el programa científico de la ESA, que en muchas ocasionados ha supuesto “un gran dolor de cabeza para nuestros ingenieros”.
Pero superar los retos planteados ha tenido tal efecto multiplicador en las industrias españolas que les ha hecho adquirir nuevas capacidades. Afrontar y tener éxito ante las dificultades les ha facultado para adquirir nuevas tecnologías, nuevos productos y nuevos diseños, “lo que les ha abierto las puertas de nuevos mercados y nuevos proyectos”, destaca Román.
«Una carga de trabajo de alrededor de 104 millones ‒el 8% del total europeo en BepiColombo‒ ha recaído en 9 empresas nacionales.»
Es el caso, por ejemplo, de SENER, que gracias a haber calificado procesos en condiciones termo mecánicas extremas rayando en los límites de la alta tecnología, ha logrado poner a punto el subsistema completo de antenas de baja, media y alta ganancia para la misión Solar Orbiter rumbo al Sol, así como las guías de onda de las antenas de alta y media ganancia de la misión JUICE a Júpiter, ambas de la ESA y cuyo lanzamiento está previsto para 2020 y 2022, respectivamente.
Las nueve empresas españolas
A bordo de BepiColombo, SENER junto con Tryo Aerospace ‒ahora perteneciente al grupo SENER‒ han sido responsables del subsistema de antena de baja y media ganancia, de la guía de onda de la antena de alta ganancia y de su avanzado mecanismo de apuntamiento. Todo ello permite el envío al satélite de los telecomandos, al igual que la recepción en tierra de la telemetría y de los datos científicos adquirido por la sonda espacial. SENER también ha hecho realidad el mástil del magnetómetro y su mecanismo de despliegue.
GMV ha puesto a punto el centro de control de la sonda en la sede del Centro Europeo de Operaciones Espaciales ‒ESOC en inglés‒ en Darmstadt (Alemania) de la ESA, lo que incluye el diseño del segmento científico terreno que existe en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) situado en Villanueva de la Cañada (Madrid). También ha tomado parte en las actividades de análisis de misión y del sistema de control orbital, incluyendo la compleja fase de crucero hasta que el satélite consiga orbitar alrededor de Mercurio.
Las dos compañías de la rama Space Systems de Airbus Defence and Space en Madrid han tenido una aportación destacada. La factoría de Barajas ‒la antigua CASA Espacio‒ ha fabricado las estructuras en fibra de carbono del MTM y los sustratos para sus paneles solares.
Su sede de Tres Cantos ‒la antigua CRISA‒ obtuvo dos contratos para el desarrollo y fabricación de las unidades de potencia. Por un lado, la unidad de procesado para el sistema de propulsión eléctrica del satélite. Por otro, la unidad de control y distribución de potencia del subsistema de potencia del MPO.
Thales Alenia Space España ha contribuido al sistema de comunicaciones del satélite con la red de distribución de radiofrecuencia en las bandas X y Ka. Alter Technology ha probado y suministrado todos los componentes electrónicos para la plataforma del satélite, que al tener que soportar temperaturas de entre -130º C y +540º C, ha debido efectuar ensayos muy por encima de los ya exigentes estándares habituales.
IberEspacio ha hecho realidad las nuevas conducciones bifásicas (heat pipes) para el sistema de control térmico. La Universidad de Valencia junto con DT Microelectrónica ha trabajado en los diodos internos de bloqueo de los paneles solares.
La sonda consta de cuatro conjuntos en los que viajan un total de 16 instrumentos científicos: el Orbitador Planetario de Mercurio o MPO (Mercury Planetary Orbiter) desarrollado por la ESA; el Orbitador Magnetosférico de Mercurio o MMO (Mercury Magnetospheric Orbiter) suministrado por la Agencia de Exploración Espacial de Japón (JAXA), el escudo solar (MOSIF) del MMO y el módulo de transferencia (MTM) para llevar a BepiColombo hasta la órbita de Mercurio.
Con una longitud de 6,4 metros y un peso de 4 toneladas, la misión conjunta de Europa y Japón ha sido bautizada con el nombre del profesor Giuseppe “Bepi” Colombo (1920-1984), el ingeniero y matemático italiano que tuvo un papel relevante en el éxito de la misión Mariner 10 de la NASA, que sobrevoló Mercurio en tres ocasiones durante los años 1974 y 1975.
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