Hera analizará los cambios que se han producido en Dimorphos, una luna del asteroide Didymos que en 2022 fue “atacado” por la sonda DART.
La sonda DART de la NASA (Prueba de redirección de asteroides dobles por sus siglas en inglés), el 26 de septiembre de 2022 se estrelló contra Dimorphos, un pequeño asteroide del tamaño de la gran pirámide de Guizá, que orbita el también asteroide Didymos que, con unas dimensiones de 851 x 849 x 620 m, es considerado uno de los asteroides potencialmente peligrosos ya que podría, en el futuro, chocar con la Tierra.
Este no es el único asteroide, ni siquiera el más grande, que podría repetir lo ocurrido hace unos 65 millones de años con el impacto de un meteorito de unos 12 km de diámetro cerca de la actual localidad mexicana de Chicxulub, y que se cree directamente relacionado con la extinción de los dinosaurios (y del 75 por ciento de todas las especies animales y vegetales del planeta).
En 2015 se decidió probar si el impacto de algún tipo de objeto podría desviar de su curso un cuerpo espacial que se dirigiese a la Tierra. En 1998, Hollywood había desviado ya un asteroide y un cometa mediante explosiones nucleares en sendos agujeros taladrados por un grupo de astronautas que viajaban hasta ellos (con mayor o menor éxito según la película que estemos viendo: Armagedón o Deep Impact). Pero lo cierto es que ese tipo de explosión no hubiese bastado para desviarlos los suficiente. Habría sido necesario hacerlo mucho antes.
La sonda DART, de 610 kg de masa, era básica: Un motor, unos paneles solares para alimentar electricamente su sistema de navegación y una cámara que iba a ir tomando imágenes durante la caída hacia la superficie de Dimorphos.
Tras el impacto, y tras meses de seguimiento del ambos asteroides se estimó que, en efecto, la órbita de Dimorphos se había alterado ligeramente: Unos 33 minutos, casi un 5 por ciento del original.
Pero para medir esa variación, en 2019 se había aprobado también la construcción de una segunda sonda, esta por la ESA, bautizada Hera, que viajase en 2024 a Didymos y Dimorphos para medir adecuadamente la nueva órbita del segundo.
Para ello, Hera medirá con mayor precisión de lo que se puede hacer desde tierra las dimensiones y masa de ambos asteroides, así como de su composición y estructura, “esenciales para interpretar los resultados del impacto”, han explicado desde Thales Alenia Space, una de las cerca de 100 empresas e institutos de 18 países europeos que han aportado tecnologías para Hera. El principal contratista ha sido la firma alemana OHB Systems que, además de la dirección, se ha encargado del diseño de la nave espacial, el desarrollo, el montaje y las pruebas.
En concreto, la división española de Thales Alenia Space ha sido la responsable del subsistema de comunicaciones, que permite controlar y seguir la nave espacial y enviar a la Tierra toda la información recopilada. Las divisiones italiana y belga de Thales Alenia Space igualmente han contribuido.
Otras empresas españolas participantes en Hera son GMV, que se ha encargado del diseño y desarrollo del sistema de GNC (guiado, navegación y control), incluyendo la parte de análisis de la misión de proximidad. El sistema permitirá a Hera navegar de forma autónoma a partir del plan de vuelo que definido por el equipo del centro de control en tierra, incrementando su nivel de autonomía hasta llegar a calcular a bordo las maniobras para volar a una cierta altura o ejecutar una maniobra de escape frente al riesgo de colisión. El diseño y desarrollo del simulador operacional de Hera ha sido además responsabilidad de GMV. Esta finalmente, ha dado apoyo en el desarrollo del centro de control de la misión en Alemania y del centro de operaciones en Francia que se hará cargo del control, planificación y ejecución de los cubesats. La división rumana de GMV ha trabajado en este mismo sistema para Juventas, uno de los dos cubesats de la misión.
Sener ha sido responsable de la antena de baja ganancia. Y Alter se ha encargado de la ingeniería, ensayos y aprovisionamiento de componentes electrónicos embarcados; y de efectuar ensayos de vibración, choque, TVAC y compatibilidad electromagnética para diversos modelos del procesador de imágenes.
Hera tiene una masa de 1.128 kg, con la forma de un cubo de 1,6 metros de lado, con dos paneles solares de 5 metros. Porta varias cámaras, que tomarán imágenes y servirán para la navegación cerca de los dos asteroides; un espectrómetro; y un altímetro para medir su distancia a los satélites como principales instrumentos. También lleva, como hemos señalado, dos sondas tipo CubeSat, Milana y Juventas.
Milana, cuya misión es recopilar datos espectrales de la superficie de los dos asteroides para conocer su composición y detectar la existencia de polvo en el espacio próximo a estos que pueda provenir del impacto de DART. Este se ha bautizado así en honor del profesor Andrea Milani, pionero en la vigilancia del riesgo de asteroides y fallecido en 2018.
Juventas, por su parte, aterrizará en Dimorphos para efectuar mediciones del subsuelo y de la estructura interna, así como determinar el campo gravitacional del mismo. Cuenta adicionalmente con un radar de baja frecuencia para cartografiar Dimorphos con una resolución de pocos metros y la zona del impacto de DART con una de 10 centímetros para conocer mucho mejor su tamaño.
Hera fue lanzada el 7 de octubre mediante un cohete Space X Falcon 9 desde Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) a las 16:52 hora española. Al cabo de una hora se confirmó la separación del cohete, el despliegue de sus paneles solares, y se recibieron las primeras señales emitidas por la sonda. Tras esto, iniciará un viaje de dos años para llegar a Didymos cuando se encuentre a 195 millones de km de la Tierra.
Como parte del viaje se efectuará, en marzo de 2025, un sobrevuelo de Marte para obtener velocidad adicional, y durante el cual los instrumentos de Hera serán activados para estudiar a Deimos, una de las dos lunas marcianas.
Tras Hera, la ESA está trabajando ya en otra sonda, bautizada Ramses que viajará para acompañar al asteroide Apofis cuando este se acerque a la Tierra en 2029.
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