Hace dos años, el cohete Vega del vuelo VV16 de Arianespace envió al espacio al UPMSat-2, el segundo satélite desarrollado íntegramente por investigadores y estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Elena Roibás, doctora ingeniera aeronáutica por la UPM, investigadora en el grupo de Desarrollo y Ensayos Aeroespaciales del Instituto Universitario de Investigación “Ignacio Da Riva” y directora técnica del proyecto UPMSat-2, explica cómo se realiza el seguimiento de un satélite en órbita y los hitos alcanzados por UPMSat-2, tanto en el plano del aprendizaje universitario como en su función de plataforma de demostración tecnológica.
La vida útil de UPMSat-2 estaba establecida en 2 años para superar la del UPMSat-1 (más de 200 días). «Así que estamos muy contentos. De momento, vamos a extenderla un año más y veremos cómo avanza”, afirma la responsable del proyecto.
Respecto a su valor para los estudiantes, Roibás considera que “UPMSat-2 ha demostrado ser una herramienta docente extremadamente potente. Los profesores que participamos en el proyecto estamos muy contentos con cómo hemos sido capaces de integrar las actividades del satélite dentro del programa docente del Máster Universitario en Sistemas Espaciales (MUSE). Para los estudiantes ha sido, y sigue siendo, muy enriquecedor trabajar tan directamente con un sistema espacial completo. Desde mi punto de vista, esto supone uno de los mayores éxitos del proyecto”.
El primer año se dedicó a tareas denominadas de comissioning, para comprobar el funcionamiento de todos sus subsistemas. “Este proceso ha sido lento, porque no solo se trata del propio proceso de controlar el satélite, sino de ser capaces de analizar todos los datos que recibimos y desarrollar códigos que nos permitan facilitar el proceso”. Así, pueden asegurar que “la orientación es la correcta o los paneles solares siguen en buen estado. Hemos ido teniendo pequeños fallos y haciendo ajustes, pero estamos muy satisfechos con el funcionamiento”, afirma.
Durante el segundo año, en línea con los objetivos del proyecto, “los estudiantes han tenido un papel fundamental –indica Roibás-. Siguen, por supuesto, colaborando en la operación del satélite y han desarrollado muchas herramientas que permiten que este control sea más sencillo. Además, están participando muy activamente en la validación de las cargas de pago y en la publicación y difusión de resultados”.
Entre las cargas de pago y experimentos que lleva embarcados UPMSat-2, “ hemos validado el sistema de control de actitud basado, únicamente, en la medida y reacción ante el campo magnético terrestre, y varios equipos, como la electrónica fabricada por Tecnobit (grupo OESIA), un magnetómetro de la empresa Bartington, o un sistema de sensores solares de bajo coste que hemos desarrollado en IDR”. Pero queda aún mucho trabajo por delante. Ahora estamos metidos en el tema de la automatización, mediante Inteligencia Artificial, de la operación de satélites, a través del proyecto OAPES-CM, Y2020/NMT-6427. Este proyecto, que realizamos en colaboración con el grupo STRAST, es uno de los proyectos sinérgicos de I+D financiados por la Comunidad de Madrid de naturaleza interdisciplinar”.
UPMSat-2 pasa 4 veces sobre la estación terrena del IDR (Instituto Universitario de Microgravedad «Ignacio Da Riva») de la UPM, aunque “se ha convertido en una actividad más del IDR. Tenemos muy protocolizado el proceso y, normalmente, no suele haber incidencias graves”, teniendo en cuenta que “en la operación de un satélite no hay calma nunca. Estamos recibiendo alertas de colisión casi todas las semanas y, además, UPMSat-2 no tiene sistema de propulsión, por lo que no podemos hacer maniobras orbitales para apartarnos ante una eventual colisión. Por suerte, algo tan grave solo nos ha ocurrido una vez, afectando a uno de los actuadores magnéticos del sistema de control de actitud. En UPMSat-2 teníamos prevista esta posibilidad y ahora estamos funcionando sin más problemas con los dos magnetopares restantes”, explica Roibás.
Respecto al futuro, ya están trabajando en UPMSat-3 y “una parte importante de estos proyectos es ser capaces de acceder a un lanzamiento, un cuello de botella para una institución como la UPM, pero estamos en ello y ya hay algunas opciones viables que estamos barajando. Tenemos en mente pasar la PDR (Preliminary Design Review) a principios o mediados de 2023. UPMSat-3 será un demostrador tecnológico, con tecnologías mucho más avanzadas que las de UPMSat-2, y una plataforma educativa que seguiremos empleando en el Máster. Queremos, además, centrarnos mucho más en el papel de las mujeres en las áreas STEM, y nos gustaría que su participación en UPMSat-3 fuera mayor”.
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