El Boeing 737 MAX y el COVID-19 son las dos causas más importantes que han llevado a Boeing a perder 466 millones en el tercer trimestre de 2020 y acumular 3.502 millones en pérdidas en nueve meses de 2020.
El tercer trimestre de 2020 para Boeing ha seguido la senda de los anteriores de este año, con un descenso de la facturación del 29 por ciento, de 19.980 millones de dólares en el mismo trimestre de 2019 a 14.139 millones en este.
Al mismo tiempo, en los primeros nueve meses de 2020, el descenso de la facturación es del 27 por ciento, de 58.648 millones a 42.854 millones de dólares.
El resultado financiero de operaciones, igualmente muestra unas pérdidas de 401 millones de dólares en el trimestre (1.259 millones de beneficios un año antes); y de 4.718 millones entre enero y septiembre de este año (229 millones de beneficios en 2019).
Pero la que quizás es cifra más importante, el resultado neto del trimestre suma 466 millones de dólares negativos (1.167 millones positivos en 2020) y 3.502 millones en perdidas en el acumulado anual (374 millones de dólares de beneficios entre enero y septiembre de 2019).
Dave Calhoun, presidente y consejero delegado de Boeing ha manifestado sobre estos resultados: “La pandemia global continuó agregando presión a nuestro negocio este trimestre, y nos estamos alineando con esta nueva realidad administrando de cerca nuestra liquidez y transformando nuestra empresa para que sea más nítida, más resistente y más sostenible a largo plazo. Nuestra diversa cartera, incluidos nuestros servicios gubernamentales, programas de defensa y espaciales, continúa brindándonos algo de estabilidad mientras nos adaptamos y reconstruimos para el otro lado de la pandemia. […] A pesar de los vientos en contra a corto plazo, seguimos confiando en nuestro futuro a largo plazo y estamos enfocados en sostener inversiones críticas en nuestro negocio y las acciones significativas que estamos tomando para fortalecer nuestra cultura de seguridad, mejorar la transparencia y reconstruir la confianza”. Entre las pocas buenas noticias para Boeing en estas últimas semanas están los avances para lograr que las diferentes autoridades aeronáuticas del mundo vuelvan a autorizar que el B-737 MAX transporte pasajeros tras más de 1.400 vuelos de prueba y comprobaciones en los que se han acumulado más de 3.000 horas de vuelo. De hecho, a mediados de este mes de octubre Patrick Ky, director ejecutivo de EASA, la agencia de seguridad aérea europea, manifestaba a la agencia Blooomberg que “Nuestro análisis muestra que el Boeing 737 MAX es seguro y que el nivel de seguridad alcanzado es lo suficientemente alto para nosotros”.
Durante el mes de noviembre, una vez los técnicos de EASA terminen de revisar toda la documentación, se espera que se emita un borrador de directiva de aeronavegabilidad, la cual podrá ser examinada y comentada por el público durante cuatro semanas tras su publicación. Pasado ese tiempo, se examinarán las sugerencias recibidas para ver si se incorporan al documento, y finalmente publicado para su entrada en vigor, y por lo tanto los B-737 MAX bajo norma EASA, puedan volver a operar comercialmente. EASA ha pedido a Boeing la incorporación de un tercer sensor de ángulo de ataque al avión, sin embargo, este no se espera que pueda estar certificado antes de 2022. EASA recertificará el avión con el compromiso de Boeing de llevar a cabo los trabajos precisos.
Además de las anteriores declaraciones, Calhound se ha dirigido a los empelados de Boeing, señalándoles que «Desde el comienzo de la pandemia a principios de este año, hemos aumentado la liquidez, reducido el gasto, simplificado las estructuras de informes y reducido drásticamente las tasas de producción comercial. También estamos transformando Boeing al remodelar nuestra infraestructura, racionalizar nuestra estructura organizativa y de gastos generales, reequilibrar nuestra cartera y combinación de inversiones y fortalecer la salud de nuestra cadena de suministro. Además de estos esfuerzos, hemos vuelto a priorizar y volver a comprometer nuestro gasto en investigación y desarrollo para asegurarnos de que estamos bien posicionados para una recuperación sólida.
A medida que nos alineamos con las realidades del mercado, nuestras unidades de negocios y funciones toman decisiones de personal cuidadosamente para priorizar el desgaste natural y la estabilidad a fin de limitar el impacto en nuestra gente y nuestra empresa. Anticipamos una fuerza laboral de aproximadamente 130,000 empleados para fines de 2021«.
Con una cartera de aviones, helicópteros, satélites. misiles y demás productos manufacturados por Boeing pendientes de entrega valorada en 393.000 millones de dólares, los resultados por división fueron:
Aviones comerciales
Se entregaron 28 aviones en el tercer trimestre de 2020 frente a 62 un año antes; mientras que en los nueve primeros meses del año las entregas fueron 98 en 2020 y 301 en 2019. Caídas de 55 y 67 por ciento respectivamente.
Los ingresos de la división sumaron 3.596 millones de dólares en el tercer trimestre de 2020, un 56 por ciento menores. En el acumulado anual, 11.434 millones en 2020 y 24.793 millones en 2019, un 54 por ciento menos.
Las pérdidas de operaciones de la división sumaron 1.369 millones en el tercer trimestre de 2020 frente a sólo 40 millones un año antes. Las de los nueve meses, 6.199 millones en 2020 y 3.813 millones en 2019.
Desde Boeing señalan, además de a la paralización de las entregas de aviones por el COVID-19, problemas en las entregas del B-787 debido a problemas de calidad de la producción y la necesidad de llevar a cabo tareas de reparación. En el tercer trimestre de 2019 además se sumaron otros 590 millones de dólares por costes extra de la producción del B-737.
Boeing Commercial Airplanes tiene algo más de 4.300 aviones pendientes de entrega valorados en 313.000 millones de dólares.
Defensa, espacio y seguridad
Los ingresos de esta división cayeron solo un 2 por ciento en el tercer trimestre de 2020 frente al mismo período de 2019, quedando en 6.848 millones de dólares, y en los primeros nueve meses el descenso ha sido del 3 por ciento, con un total de 19.478 millones.
La división ha cerrado, aunque con importantes descensos, en negro tanto el trimestre (628 millones de beneficios, un 17 por ciento menos que en 2019) como en los nueve meses (1.037 millones, un 60 por ciento menos).
Las cuentas incluyen un cargo extra de 67 millones por el programa KC-46A.
Su cartera de pedidos suma 62.000 millones de dólares de los que un 30 por ciento son contratos de exportación.
Servicios globales
Esta división se encarga, entre otros cometidos, de la transformación a cargueros de aviones comerciales y de ofrecer servicios de mantenimiento y apoyo a clientes.
Sus ingresos en el trimestre fueron de 3.694 millones de dólares, un 21 por ciento menos como consecuencia de la paralización de la aviación comercial; mientras que en los nueve meses del año el descenso es del 15 por ciento, quedando en 11.810 millones.
Los beneficios fueron un 60 por ciento inferiores en el trimestre, con 271 millones; y un 85 por ciento en el acumulado: 307 millones.
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