El proyecto RINGO se ha encargado de evaluar las instalaciones de investigación sobre aviación en Europa para determinar las futuras necesidades del sector.
Financiado por la Unión Europea en el marco del programa horizonte H2020, el proyecto RINGO (siglas en inglés de necesidades, brechas y superposiciones de infraestructura de investigación) ha evaluado los centros de investigación en la Unión Europa y sus necesidades futuras, junto a un análisis sobre los modelos operacionales y comerciales adecuados para su gestión con el objeto de servir de “apoyo para el proceso de toma de decisiones en la planificación, el mantenimiento y la explotación de dichas infraestructuras a todos los niveles y en todas las organizaciones de la comunidad de la aviación”, explican desde la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), una de las distintas universidades que han participado en el mismo, en este caso a través del Grupo de Investigación en Navegación Aérea adscrito a la Escuela Técnica Superior de ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE).
Este grupo ha realizado encuestas a más de 700 expertos en distintas áreas y 16 reuniones de trabajo en las que intervinieron muchos de dichos expertos, según señala Luis Pérez, profesor responsable del proyecto en la UPM.
Dichas áreas incluían desde la propulsión a la aerodinámica, pasando por la aeroelasticidad, mecánica, aviónica, ciberseguridad, drones, sistemas de protección antihielo, ATM y el impacto medioambiental.
Según destacan desde la UPM, “Precisamente una de las necesidades detectadas en este proyecto es que la mayoría de las instalaciones de investigación carecen de disciplinas relacionadas con los vehículos, como aerodinámica, aeroelasticidad, acústica y propulsión”.
El proyecto RINGO, a nivel europeo, ha catalogado 350 infraestructuras de investigación aeronáuticas, operadas en su mayoría por organizaciones de investigación y universidades. Todas ellas han sido clasificadas como estratégicas, claves o comunes por sus dimensiones, y diversos criterios financieros; además de en ocho clases: túneles de viento, banco de propulsión, banco de pruebas de vuelo, estructuras, material, simulador, supercomputadoras y «otros».
Este catálogo se ha desarrollado en una herramienta interactiva online de libre acceso “que se pretende actualizar y ampliar con las aportaciones recibidas por los usuarios«.
Este trabajo además de referenciar estas capacidades ha servido para la identificación de un gran número de necesidades de infraestructura de investigación, “hasta un total de 158, que se han agrupado en tres categorías: identidad (las que pueden satisfacer la necesidad, 61), lagunas de capacidad (las que requieren una mejora de una instalación existente, 56) y lagunas de activos (las que requieren una instalación completamente nueva, 41)”.
Según continúan explicando desde la UPM “aproximadamente una cuarta parte de los recursos de infraestructuras identificados son de máxima prioridad. Esto significa que el tema de investigación apoyado por ese recurso es vital para alcanzar los objetivos de Flightpath 2050 y la instalación se necesita inmediatamente. Del total de 45 de tan alta importancia, 9 requieren una nueva instalación y 15 la actualización de una instalación existente, por tanto, estas 24 lagunas de activos y capacidades deben ser atendidas lo antes posible”.
La conclusión del proyecto RINGO tras los trabajos realizados abre la puerta a futuras colaboraciones, si bien para ello hará falta voluntad política en cada país: “Europa necesita una mejor sincronización entre las diferentes hojas de ruta y novedosos modelos financieros”.
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