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Sector industrial aeronáutico: Una oportunidad sin precedentes para su modernización

Opinión: Por Julio Juan Prieto, managing director de  Aerospace & Defence, Communications & Media, Platforms & Software y Eduardo Mozas, managing director de Aerospace & Defence de Accenture.

Siempre se ha comentado que los tiempos de crisis son tiempos de oportunidad para los que saben anticiparse. La pandemia ha impactado de forma drástica a toda la cadena de valor del sector aeronáutico (líneas aéreas, fabricantes, proveedores), con una caída muy significativa de la demanda de aviones, que ha provocado no solo la pérdida temporal de actividad, sino la consolidación de un cambio de estructura, con la consiguiente desaparición de multitud de compañías, y lo que es más crítico, con la puesta en riesgo de la capacidad de recuperación futura.

Julio Juan Prieto. Foto: Nacho Urbon

Para entender ese efecto, y si nos centramos en Europa, hay que analizar con algo más de detalle el sector. Existen pocas compañías tractoras de tamaño significativo, y además estas tienen una altísima dependencia de una extensa red de proveedores de tamaño medio y pequeño, muy interrelacionados entre ellos y con escaso músculo financiero que dificulta su resiliencia a largo plazo.

Es además una industria que, dada la complejidad del producto y de su proceso de diseño y fabricación, tiene ciclos largos que dificultan la respuesta ágil a los cambios de las condiciones de contorno. La crisis de confianza que se generó tras los atentados a las torres gemelas en 2001 abrió un periodo de letargo que se prolongó durante prácticamente una década. Ahora, además de la pérdida de confianza, se pueden unir otros factores como cambio de hábitos de consumo en los viajes de ocio y nuevos modelos de negocio, apalancados en el teletrabajo, que van a hacer que una parte relevante de la demanda desaparezca, dejando a la industria sin otra palanca de ajuste que no sea básicamente la desaparición o de consolidación de muchos actores industriales.

Y no debemos olvidar lo que significa el sector industrial aeronáutico para los países que tienen la fortuna de contar con él. Solo un número muy limitado de países, entre los que se encuentra España, disponen de las capacidades para diseñar, fabricar, certificar y mantener un avión. Para esos países la industria aeronáutica aporta alto valor añadido y consigue generar empleo entre el 40-50% del personal directo con titulaciones superiores, y con un efecto multiplicador de 1 a 3 puestos indirectos por cada empleado directo. Además, atrae inversiones en I&D, como por ejemplo para el desarrollo de nuevos materiales o la investigación y prueba de nuevos combustibles más limpios como el hidrógeno.

Obviamente, Europa no se puede permitir tener un sector aeroespacial debilitado por un periodo prolongado y perdiendo en el camino un tejido de proveedores que aportan especialización, capilaridad y talento regional. Además, está en su mano impulsar medidas que pueden acelerar la recuperación y afianzar una nueva tipología de industria, más eficiente, moderna y adaptada a las necesidades de la nueva realidad.

«No debemos olvidar lo que significa el sector industrial aeronáutico para los países que tienen la fortuna de contar con él. Solo un número muy limitado de países, entre los que se encuentra España, disponen de las capacidades para diseñar, fabricar, certificar y mantener un avión.»

Varios programas industriales con un marcado carácter paneuropeo, y procedentes de todos los subsectores (Comercial, Defensa y Espacio) pueden convertirse en motores de actividad, impactando positivamente, según el ciclo de madurez en los que se encuentran, a distintas áreas operativas del sector (ingeniera, industrialización o producción). Para ello, hace falta que adquieran velocidad de crucero, salvando las diferencias existentes entre los clientes lanzadores y extendiendo su desarrollo a más actores.

DIGITALIZACIÓN Y SOSTENIBILIDAD, LOS DOS GRANDES MOTORES PARA LA RECUPERACIÓN
 Eduardo Mozas. Foto: Nacho Urbon

En este contexto, los fondos de recuperación y su foco en la digitalización y sostenibilidad representan una oportunidad inmejorable para que la industria aeronáutica europea gane en eficiencia, adapte sus procesos a los requerimientos de los nuevos programas, y se posicione, frente a sus competidores, más preparada para el reto de las emisiones. Y, además, teniendo en cuenta que estas ayudas van a llegar prácticamente a todos los países y en el mismo periodo de tiempo, se puede conseguir que su impacto sea mucho más estructural y generalizado.

Y no es que la digitalización sea un tema nuevo para la industria. Un reciente estudio realizado por Accenture concluye que la aeronáutica es, tras la de Oil and Gas, la segunda industria que más esfuerzos ha hecho en la transformación digital de las operaciones. Más del 80% de los ejecutivos del sector que han sido entrevistados, concluyen que han probado y desplegado soluciones apalancadas en tecnologías, como Blockchain, Inteligencia Artificial, Gemelo Digital, fabricación aditiva, IoT, 5G. Con estas tecnologías han sido capaces de mejorar total o parcialmente algunas actividades operativas del negocio. En esa misma encuesta, el 98% de los ejecutivos consultados confirman que han comenzado discusiones con su área de IT para explorar la estrategia a seguir para sacar el máximo rendimiento del movimiento de las aplicaciones informáticas a la nube (Cloud).

Sin embargo, el nivel de madurez de la digitalización entre las compañías del sector no llega al 44%, lo que demuestra que la transformación tecnológica no ha llegado a escalar dentro de las organizaciones y, por lo tanto, no ha permitido generar un cambio real de las operaciones ni ha tenido un impacto real en los resultados.

«Un reciente estudio realizado por Accenture concluye que la aeronáutica es, tras la de Oil and Gas, la segunda industria que más esfuerzos ha hecho en la transformación digital de las operaciones.»

La digitalización no es en sí mismo el fin, sino que se trata más bien de una palanca que puede ayudar a materializar los cambios. El gran reto está en ser capaz de industrializar las nuevas tecnologías para que puedan desplegarse de forma uniforme, y para que éstas escalen, es absolutamente imprescindible tener una visión holística de los procesos de negocio y de los flujos de información, rompiendo los silos funcionales y departamentales e integrando todos los actores de la cadena de valor en un único canal de información, preservando la seguridad y confidencialidad de los datos. Para ello, debe existir una conectividad industrial que acelere la captura y distribución de información entre máquinas, activos logísticos, útiles y personas y deben existir herramientas que soporten el tratamiento y análisis de los datos con propósitos de negocio.

Pero lo que es más importante, no debemos olvidarnos de que la adopción de las tecnologías por el factor humano es clave para sacar el máximo provecho de ellas, y esto no va solo de comunicación y formación, sino sobre todo, de entender los beneficios que pueden aportar en las dinámicas del día a día (hacer las cosas más rápidas, entender cuáles son las causas de los problemas, anticiparte a un evento imprevisto, respaldar el proceso de toma de decisiones, etc.), e integrarlas adecuadamente en los procesos de trabajo. Integrar tecnología y factor humano exitosamente permite pasar de medir el valor a través de KPIs operativos (lead times de ejecución de tareas, número de transacciones simplificadas) a medir el impacto que la digitalización ha tenido en mi cuenta de resultados (incremento de aviones fabricados, reducción de costes operativos, retorno del capital instalado, etc.).

Algo similar podemos decir de la sostenibilidad. Hay un compromiso firme de la industria por reducir emisiones y hacer las operaciones más sostenibles, y se han lanzado muchos programas piloto, sobre todo en la parte de producto. Es necesario una visión completa (producto y proceso) que permita asegurar los objetivos planteados por el Pacto Verde de la Unión Europea “Green Deal” para 2030 (reducir drásticamente las emisiones) y 2050 (aviación cero emisiones, calidad del aire, ruido en aeropuertos, eco-diseño, reciclado al fin de la vida útil…).

Los fondos de recuperación son la gran oportunidad para desplegar una estrategia de digitalización y sostenibilidad única, homogénea, escalable, y accesible a todos los actores de la industria, y que además tenga un retorno medible en los resultados corporativos, poniendo al sector, en una posición de diferenciación frente a sus competidores muy ventajosa.

Es importante disponer de mecanismos que permitan articular esas inversiones con una visión estratégica, y los programas industriales previamente mencionados tienen la responsabilidad de traccionar y facilitar esa coordinación. Finalmente, es importante que las compañías líderes ayuden a propagar estos fondos a todo el tejido industrial, especialmente a la pequeña y mediana empresa, que son las que más se han visto impactadas por el contexto actual, y que son fundamentales para la agilidad y dinamismo de la industria y para trasladar conocimiento y la actividad económica de manera local.