El impacto causado por la decisión del gobierno de elegir a Indra como empresa líder del programa FCAS en España ha desempolvado una serie de informaciones que nunca pasaron de ser rumores.
Entre ellos se ha hablado de la pérdida de inversiones del gigante aeronáutico europeo en nuestro país, como la construcción de una FAL del A320 en Sevilla.
La realidad dice sin embargo que el grupo europeo no llegó nunca a plantearse esta posibilidad. Si lo hicieron desde la dirección de la multinacional en España, creando un grupo de trabajo para posicionar Sevilla como una posible opción para la instalación de una cadena final de montaje del avión.
La pérdida de carga de trabajo de la línea de aviones militares en Sevilla, el hecho de que en el lugar exista ya un fuerte know how de montaje de aviones, personal cualificado y centros de formación para alimentar a la instalación industrial, impulsaron a este grupo de ejecutivos a presentar un plan ante la dirección en Toulouse.
Pero la opción fue descartada en seguida. No por cuestión de nacionalidad, o del escaso peso de la participación del gobierno español en el grupo, ni tampoco por venganza ante la falta de apoyo institucional que han reclamado desde Airbus. La idea se desechó por una de las que suele ser las razones más lógicas que rigen el día a día de una empresa: la económica.
En Toulouse ya existía exceso de capacidad por la bajada de cadencia del A380, y finalmente el cese de su producción, y en la localidad francesa existe ya toda la logística que se organiza alrededor de una FAL, con proveedores y otros servicios alrededor de la misma.
Las decisiones sobre España están paralizadas sobre la mesa de muchos altos ejecutivos de multinacionales con importantes intereses en nuestro país, a la espera de que nuestros políticos sean capaces de construir un gobierno a la altura de los tiempos de transformación en los que estamos inmersos.
Tras la visita de Faury a España, que se produjo en plena crisis por el tema FCAS/Indra, la sensación entre los ejecutivos españoles del grupo ha sido agridulce. Mientras algunos consideran que finalmente se producirá un acuerdo entre Airbus e Indra, otros todavía apoyan la idea de que el gobierno resultante de las elecciones de noviembre dará marcha atrás en la decisión.
Entre tanto, lo que sí dijo Guillaume Faury a los directivos de la multinacional en nuestro país es que hasta que no se solucione el tema político y exista un gobierno estable capaz de tomar decisiones relevantes, cualquier decisión sobre la estrategia de la multinacional en España debe esperar.
Y en eso estamos, volver a empezar o a esperar, mientras que nuestra clase política no tome conciencia de la parálisis que su incapacidad para llegar a acuerdos está ocasionando para la evolución de España.
Porque seguro que Faury no es el único ejecutivo de una multinacional que ha decidido paralizar cualquier toma de decisión sobre el futuro de su compañía en España, otros muchos, de otros tantos sectores estratégicos para nuestro país, estarán ahora poniendo los ojos en otros países en los que si se están tomando decisiones de futuro.
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