Reducir las estelas de condensación es una de las medidas que Airbus estudia para reducir las emisiones no relacionadas con el CO2.
No, las estelas de condensación de los aviones no son “chemtrails” como las llaman en redes sociales los partidarios de la teoría conspiratoria de que se usan los aviones para diseminar en la atmósfera agentes artificiales, en su mayoría, para afectarnos de alguna manera y “controlarnos”.
Las estelas están formadas en su mayor parte por vapor de agua resultante de la quema del combustible, que se congela en la parte de la atmósfera por las bajas temperaturas existentes. Pero también contienen diversos niveles de CO2 y, sobre todo, óxidos de nitrógeno.
Ahora, Airbus ha lanzado el programa Pacific, siglas de emisiones de partículas, calidad del aire e impacto climático en relación con la composición del combustible y el ciclo del motor, para investigar en la forma de reducir esas estelas de condensación y los impactos no relacionados con el CO2. Un trabajo que se desarrollará a lo largo de 42 meses.
Junto a Airbus participan en este estudio 10 socios de cuatro países, entre ellos: Rolls-Royce Alemania y Reino Unido, Neste de Finlandia, DLR de Alemania, Erdyn Consultants de Francia, y las universidades Johannes Gutenberg University Mainz de Alemania, Helsingin Yliopisto de Finlandia, The Manchester Metropolitan University de Reino Unido, y The University Of Sheffield, también de Reino Unido.
El programa se lanzó este año 2025, dentro de la iniciativa Horizonte Europa sobre la aceleración para lograr una aviación climáticamente neutra, minimizando también las emisiones distintas del CO2, y estando financiado por la Unión Europea.
Uno de los resultados que se esperan es poder definir “las especificaciones del combustible y recomendaciones políticas para minimizar la huella medioambiental de la aviación”, así como “el ciclo del motor en las emisiones de partículas, desde las pruebas de laboratorio hasta las pruebas en tierra de aviones a escala real”.
Los primeros estudios con aviones que usan SAF ya han dado señales de que este tipo de combustible podría reducir tanto las partículas de hollín como los cristales de hielo de las estelas de condensación “Sin embargo, se necesita más información sobre la composición del combustible y su procesamiento en el motor para comprender mejor los efectos y beneficios del SAF”, señalan desde Airbus.
Durante el desarrollo de Pacific, se probarán diferentes tipos de combustibles, la mayor gama hasta ahora, en condiciones controladas para poder llevar a cabo una comparación adecuada. Los ensayos en laboratorio se llevarán a cabo en el DLR alemán y en motores y aviones reales, en Airbus en Toulouse.
Desde Airbus continúan explicando que: “La investigación se centrará en comprender cómo se forma el hollín durante la combustión del combustible, utilizando herramientas de predicción mejoradas para anticipar mejor su presencia en las emisiones de los motores. También se analizará la cantidad de partículas finas liberadas a distintos niveles de potencia del motor, perfeccionando los métodos para estimar su impacto desde las pruebas en tierra hasta las condiciones reales de vuelo.
Otro aspecto clave es evaluar cómo contribuyen estas partículas a la formación de cristales de hielo, un factor importante en el desarrollo de las estelas de condensación, utilizando técnicas de medición avanzadas.
Por último, el proyecto evaluará los efectos climáticos más amplios de estas emisiones examinando cómo influyen las distintas composiciones de combustible y reglajes del motor en la formación y propiedades de las estelas de condensación, así como su impacto en el calentamiento global”.
Airbus y sus socios esperan que con el resultado de estos estudios se pueda llegar a una especificación, o especificaciones, futuras relacionadas con el combustible destinadas a reducir el impacto de la aviación sobre el clima y la calidad del aire.
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