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Liberalización de torres de control aéreo: Aerolíneas y controladores en polos opuestos

Torre de control del aeropuerto de Gran Canaria.
Torre de control del aeropuerto de Gran Canaria.

ALA, representante de las aerolíneas, está a favor de la privatización, por gestión, aunque el sindicato de controladores USCA, muestra su firme oposición por la falta de seguridad y calidad.

La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) apoya la decisión del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de liberalizar las torres de control de siete aeropuertos adicionales, pues “permitirá ganar en eficiencia y mejorar la calidad del servicio, sin comprometer la seguridad” según la asociación.

Por su parte, el sindicato de controladores Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) está “radicalmente en contra del proceso de privatización”, según su secretaria de Comunicación: Cuando se privatizaron las primeras 12, hubo una oposición absoluta por nuestra parte, porque el servicio no mejora, al contrario, empeora. Y ha habido ejemplos de ello durante este tiempo”.

Por su parte, el presidente de ALA, Javier Gándara, opina que “con la liberalización de estas torres de control se da un paso adelante muy positivo en la modernización del servicio de control, que permitirá alcanzar mayores eficiencias en los servicios de tránsito aéreo”.

Susana Romero recuerda que cuando en 2010 el gobierno abrió la posibilidad de privatizar AENA las torres de control y el acceso a la profesión, se hizo algo “totalmente contrario  a lo que se está haciendo a nivel europeo. Por ejemplo, en el aeropuerto de Londres-Gatwick, este servicio fue privatizado y luego ha vuelto a manos públicas”.

Por su parte,  ALA se apoya en los resultados positivos logrados durante estos años de apertura a la competencia. En este sentido, Gándara ha señalado que la liberalización de las torres de control iniciada en 2011 (aeropuertos de Sabadell, Madrid-Cuatro Vientos; La Coruña, Alicante, Ibiza, Jerez, Sevilla, Valencia, Vigo, La Palma, Lanzarote y Fuerteventura) ha permitido ganar en eficiencia en el servicio, avanzando en la reducción de costes y en la mejora de la calidad, sin menoscabo de la seguridad.

USCA,  por el contrario, considera que la opinión de ALA sobre las ventajas de la privatización es matizable: Si preguntas a los directivos, igual están de acuerdo, pero no los trabajadores de esas mismas aerolíneas. Las empresas privadas, como Saerco y Skyway y las aerolíneas buscan generar más dinero y repartir beneficios.  No importa si el servicio se degrada. Verdaderamente, quienes hacen las inversiones necesarias son las empresas públicas, no las privadas”.

En ese sentido, Susana Romero, añade: Hablan de beneficios económicos, pero no les preocupa si el sistema se deteriora o no. Muchos compañeros de torres privadas han sido despedidos con sentencias judiciales que han dictado despido improcedente, por diferencias en cuestiones de seguridad”.

Por su parte, ALA entiende que se ha producido una mejora de eficiencia ha contribuido decisivamente a la reducción de tarifas aeroportuarias desde 2015 hasta la actualidad, lo que ha sido un pilar fundamental para el crecimiento del turismo, la economía y la conectividad en nuestro país. Así lo avaló –afirman- la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), en su Estudio de los Servicios de Tránsito Aéreo en España de 2018, en el que puso de relieve que la apertura a la competencia  del tránsito aéreo ha permitido mejorar la eficiencia hasta el 60 por ciento y mejorar la calidad del servicio.

Susana Romero, por su parte,  recuerda que la privatizada AENA ha ganado 500 millones en los primeros 9 meses de 2022 y ha repartido dividendos, mientras Enaire está obligada a reinvertir beneficios. “Y no estamos hablando de grandes gastos. Por ejemplo, en el fanal de un aeropuerto de Galicia hay un cristal roto desde julio y aún no se ha sustituido. En otros sitios hay goteras, suelos rotos sin arreglar… Ahora no se repara; prefieren repartir el dinero”. Respecto al precio de los billetes, tampoco han bajado en los aeropuertos con torres privadas, así que no podemos decir que beneficie a los consumidores. Y las tasas aeroportuarias, no bajan por la gestión, sino por el tipo de aeropuerto”.   

Por su parte, ALA afirma que la CNMC recomendaba avanzar en la liberalización de los servicios de control aérea, para continuar con los procesos de reducción de costes y mejora de la calidad observados. Pero, Romero, de USCA, insiste en que “la CNMC, en el mismo informe que cita ALA, afirma que “no compensa privatizar torres con aproximación”, cuando 5 de las 7 que quieren privatizar ahora tienen aproximación. Se contradicen ellos mismos”.

Además, ALA considera que se debe apostar también por liberalizar los servicios de aproximación, en línea como ya han hecho otros países europeos (como por ejemplo Reino Unido, Suecia o Alemania).

Por su parte, los controladores recuerdan que el proceso afecta la seguridad: “por ejemplo, un compañero en Canarias se negó a mantener la torre abierta para despegar un vuelo no programado (ni solicitada la ampliación de horario) y le despidieron de forma improcedente. No es un problema de que un trabajador de torre haga dos horas más -que no sería tanto-, sino de que se den las condiciones de seguridad para un despegue, como un retén de bomberos, por ejemplo. En la empresa pública, como Enaire, siempre respetan que prioricemos la seguridad. También ocurrió un incidente en Ibiza con una pasarela contra la que chocó un avión, que no fue grave, porque los controladores tienen que realizar también tareas administrativas, aparte de supervisar el tráfico. Mientras no pasen cosas graves, porque cosas pasan ya, seguirán con las privatizaciones y engordando las cuentas de resultados”. En cuanto a los controladores de las torres privatizadas, “tienen la misma formación que en los centros públicos, pero casi todos poseen menos experiencia. Por ejemplo, en la pública trabajamos con aproximaciones de aeronaves de 8 millas y ellos están trabajando con 15 millas, para paliar esa falta de experiencia. Al final, terminan creando demoras, mientras aeropuertos no privatizados, como Santiago, acumula 150 minutos de demora al año y Bilbao, 200. Es una eficiencia cercana al 100 por ciente”.