Un estudio de la consultora Oxera confirma las apreciaciones de numerosos grupos profesionales del casi nulo impacto ambiental de sustituir aviones por trenes.
La consultora británica de economía y finanzas Oxera acaba de publicar un informe titulado Vuelos de corta distancia y conectividad sostenible, el cual ha sido encargado por varias asociaciones europeas del transporte aéreo.
En este estudio se confirma “que el grado de sustitución del transporte aéreo por el ferrocarril es limitado”. Es decir, que la propuesta francesa de sustituir los vuelos de menos de dos horas y media por trenes dentro de Francia desde el próximo abril , así como añadir nuevos impuestos al transporte aéreo, fomentando el transporte terrestre por ferrocarril tiene un efecto casi nulo en la reducción de las emisiones de CO2 antropogénico, las relacionadas con el ser humano y la industria.
Según dicho informe, el panorama es mucho más complejo que el simple cambio de un modo de transporte a otro. La construcción de nuevas líneas ferroviarias tiene un elevado coste medioambiental debido a las emisiones de CO2 asociadas a la producción de cemento y acero, y a las emisiones del combustible utilizado para la construcción de la infraestructura. El estudio también señala como factores medioambientales adicionales el impacto significativo sobre la biodiversidad y el daño a los hábitats de la fauna.
El informe además critica la viabilidad del transporte por ferrocarril frente al aéreo: “Para muchas rutas aéreas de corta distancia con una frecuencia de tráfico menor, o en aeropuertos sin una buena conexión ferroviaria de alta velocidad, el ferrocarril no puede ser económicamente viable, ya que se basa en un modelo de negocio diferente, con índices de ocupación y velocidad menores. Además, no hay garantía de que los pasajeros cambien el avión por el ferrocarril y opten por viajar en coche, lo que podría provocar mayores emisiones de CO2”.
Otro punto destacado del informe es el hecho de que para cuando se quiera disponer de una red ferroviaria comparable a la red aérea existente hoy en día, la aviación ya estará haciendo uso de aviones híbridos-eléctricos, que comenzarán a usarse precisamente en esas rutas cortas desde 2030, lo que supondrá reducir las emisiones de CO2 en al menos un 50 por ciento: “Por lo tanto, a medida que los sectores ferroviario y aéreo se descarbonicen, la diferencia entre las emisiones de CO2 del aire y del ferrocarril se reducirá aún más. Además, al ser las rutas con más probabilidades de descarbonizarse primero, los vuelos de corta distancia dentro de Europa desempeñarán un papel importante a la hora de implantar primero las tecnologías disruptivas con menos emisiones de carbono, acelerando así la implantación de una descarbonización más amplia”.
Con estas y las demás conclusiones del estudio, ERA, la asociación de aerolíneas de las regiones europeas; ACI Europe, la de aeropuertos europeos; y Canso, la asociación de empresas del control aéreo, han señalado en un comunicado conjunto que: “Los aeropuertos regionales y las compañías aéreas son cruciales para el desarrollo económico y social de su región, ya que garantizan que las economías locales puedan acceder a centros económicos más grandes. Son fundamentales para la política de cohesión de la Unión Europea y herramientas esenciales para reducir la desigualdad territorial y social. El Parlamento Europeo estima que el sector de la aviación mantiene unos 5 millones de puestos de trabajo y contribuye con 110.000 millones de euros al PIB europeo al año; y si se incluyen los efectos indirectos, estas cifras se elevan a 12 millones de puestos de trabajo y al menos 700.000 millones de euros de PIB.
Por lo tanto, los responsables de las asociaciones de aviación piden a los responsables políticos que tengan en cuenta estos factores medioambientales, sociales y económicos a la hora de estudiar cómo optimizar la descarbonización del transporte regional en Europa”.
Añadir comentario