La FAA ha anunciado que sus técnicos revisarán cada Boeing 787 que se entregue desde ahora hasta que Boeing demuestre que los nuevos aviones no tienen defectos de producción y que su personal está capacitado para detectar y corregir adecuadamente los que puedan producirse.
La FAA de Estados Unidos ha confirmado que, hasta nuevo aviso, cuando autorice a Boeing a retomar las entregas de los B-787, serán sus técnicos los que lleven a cabo la revisión final de cada avión para confirmar que no existe ningún defecto de producción como los que tienen paralizadas las entregas desde junio de 2021 cuando se entregó el último. De hecho, en 2021, Boeing entregó 14 unidades frente a 53 en 2020 y 158 en 2919. La disminución de entregas en 2020 no se debió principalmente a la pandemia de COVID-19 sino a que la FAA ordenó paralizar las entregas temporalmente.
Con este anuncio, la FAA, la autoridad aeronáutica de EE.UU., que ha estado muy cuestionada por haber dejado en manos de Boeing labores de comprobación y certificación que debían haber hecho su personal, y no del fabricante, vuelve a meter presión a Boeing por los diferentes problemas de producción del B-787 detectados a lo largo de 2020. Problemas que, aunque no críticos, si podrían poner en duda la seguridad si ocurriesen una serie de circunstancias.
Así, desde la FAA han señalado que será ella quien “llevará a cabo inspecciones finales y retendrá la facultad de autorizar cada nuevo avión hasta que esté segura de que el control de calidad y la fabricación de Boeing producen sistemáticamente B-787 que cumplen con las normas de diseño de la FAA”.
Además recordó que para que las entregas se reinicien, Boeing deberá presentar un plan de revisión de todos los aviones pendientes de entrega, y reparación de aquellos que muestren defectos de producción (principalmente en la zona de cola y el morro) y ser este aprobado por la FAA.
El B-787 no será el único avión de Boeing en el que la FAA supervise cada entrega. Ya lo está haciendo con el B-737 MAX desde que estas reiniciaron después del parón por la paralización del modelo tras los dos accidentes.
Desde Boeing contestaron al anuncio de la FAA señalando que: “Respetamos el papel de la FAA como nuestro regulador y seguiremos trabajando con transparencia a través de sus detallados y rigurosos procesos. La seguridad es la máxima prioridad para todos los integrantes de nuestro sector. Para ello, seguiremos colaborando con la FAA para garantizar que cumplimos sus expectativas y todos los requisitos aplicables”.
En estos momentos, aunque Boeing ha reducido la cadencia de producción del B-787, se acumulan ya en varios aeropuertos más de 100 aviones sin entregar, muchos de los cuales apenas han completado dos vuelos. El primero, en el que se prueban todos los sistemas y equipos de a bordo, y el segundo para trasladarlo a (principalmente) Victorville (California) para almacenarlo.
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