Hispasat ha “enterrado” hoy el satélite Amazonas 1 al que han definido como “la piedra angular de la expansión geográfica de la compañía hacia los mercados de Latinoamérica” de la sociedad.
Lanzado el 5 de agosto de 2004 desde Baikonur en un cohete Proton, y pese a sufrir una fuga de combustible -que ha acortado en unos dos años su vida útil estimada de 15 años-, el satélite de comunicaciones Hispasat Amazonas 1 cumplió más que de sobra con lo que se esperaba de él.
Según las cuentas de Hispasat, este satélite de telecomunicaciones construido por EADS Astrium a partir de una plataforma Eurostar 3000, “ha realizado más de 25.000 transmisiones desde 19 países diferentes, ha hecho 613 maniobras en órbita y ha sido testigo de 1.170 eclipses de Tierra y 29 de Luna”. Inicialmente cumplíó su misión desde la posición orbital 61º Oeste y en 2014 fue trasladad a 55,5º Oeste.
Al estar a punto de agotarse el combustible necesario para mantenerlo en órbita, el 19 de junio de 2017 comenzó el proceso de situarlo en una órbita geoestacionaria a 300 km sobre la posición a 36.000 km de la Tierra que ocupaba “como establecen las recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y el Comité de Coordinación Inter-Agencia de Basura Espacial (Inter-Agency Space Debris Coordination Committee) para el buen mantenimiento de la órbita geoestacionaria cuando un satélite finaliza su vida útil”, señalan desde Hispasat.
Tras llegar a su nueva posición espacial hoy 23 de junio se ha enviado desde el Centro de Control de Satélites de Hispasat en Arganda del Rey, el último comando desde el con el que se ha completado el procedimiento de pasivación del satélite.
Antonio Abad, director técnico y de operaciones de Hispasat, ha dedicado unas palabras de despedida al Amazonas 1 en las que ha destacado como siguió funcionando pese a la citada fuga de combustible: “El satélite sufrió inicialmente una fuga de combustible que puso en cuestión su funcionamiento futuro. A pesar de esto, el Amazonas 1 ha cumplido con la mayoría de su vida útil, algo que era impensable tras aquel fallo. Eso demuestra que era un satélite robusto y fiable, en la línea de calidad a la que Airbus nos tiene acostumbrados, con la colaboración de la industria española, que también participó en su desarrollo”.
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