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La nave espacial de Elon Musk vuelve a explotar

 

Elon Musk no tiene suerte con su Starship, la propuesta de Space X de una nave tripulada que podría llegar a Marte. En su segundo vuelo de prueba a gran altitud ha vuelto a explotar al aterrizar.

La nave Starship, junto al cohete Super Heavy forman la propuesta de Space X, la empresa del multimillonario Elon Musk, para transportar astronautas y cargas pesadas, de hasta más de 100 toneladas, a la órbita terrestre, la Luna, e incluso a Marte.

Se trata de un desarrollo separado de la nave Dragon y el cohete Falcon 9 que ya han llevado a dos astronautas a la estación espacial internacional.

El primer prototipo de la nave, que se ha diseñado en dos versiones, una de carga y otra para astronautas, falló en una prueba de presurización de sus tanques el 20 de noviembre de 2019 en el centro de lanzamiento en Boca Chica (Texas). En ese momento desde Space X señalaron que el fallo se había producido al presurizar los sistemas al máximo y que la explosión ocurrida “no era un fallo completamente inesperado”.

El 20 de mayo de 2020,  la nave denominada SN4  (por su número de serie), quedó destruida en tierra por la explosión de uno de sus tres motores Raptor encargados de llevarla al espacio y de frenar en sus últimos metros el descenso de la nave durante su aterrizaje.

El cohete Space X Super Heavy, de 62 metros de altura, también está diseñado para ser reutilizable.
El cohete Space X Super Heavy, de 62 metros de altura, también está diseñado para ser reutilizable.

El pasado 10 de diciembre de 2020 en una prueba la nave SN8, también explotó, en este caso  durante la maniobra de aterrizaje tras completar un vuelo que le llevó a 12,5 km de altura. El descenso se realiza con la nave en posición horizontal, con control aerodinámico mediante cuatro aletas. Poco antes de llegar al suelo, los motores auxiliares reorientan la nave para que quede en vertical, al tiempo que sus motores Raptor, frenan el descenso. En este caso uno de los motores falló, haciendo que la nave aterrizase a demasiada velocidad, colapsándose y explotando.

Ayer 2 de febrero, Space X probó la SN9, la cual llegó a su altura prevista de 10 kilómetros,  realizó con éxito el trasvase de propulsor a los tanques de cabecera internos, que contienen el propulsor para el aterrizaje, antes de reorientarse para la reentrada y efectuar el descenso. En este caso el fallo parece haber estado de nuevo en los motores encargados de frenar el descenso final.

Por el contrario, el 5 de agosto de 2020, el SN5, que comprendía solo el cohete, completó con éxito un breve vuelo a 150 metros de altura antes de aterrizar sin problemas en la plataforma de aterrizaje situada a escasos metros de la de despegue.