Brian West, director financiero de Boeing ha confirmado que sigue adelante la compra de Spirit AeroSystems, y que la recuperación les está costando, económicamente, mucho más de lo esperado.
El accidente del Boeing 737-9 de Alaska Airlines, cuando se desprendió en vuelo la pieza que sustituía a una de las puertas del avión fue, como se dice, la gota que colmó el vaso en Boeing.
Tras ello, la FAA, la autoridad aeronáutica, y la NTSB, la agencia de seguridad en el transporte de Estados Unidos, comenzaron a investigar los procesos productivos de Boeing y sus suministradores en busca de cómo se había podido producir ese accidente, y qué estaba pasando desde hace años con los programas Boeing 787 y 737, especialmente.
Poco después de iniciarse estas investigaciones, transcendió que Boeing estaría negociando la compra de Spirit AeroSystems, la empresa que fabrica los fuselajes de los B-737 MAX, además de hacer compnentes para los demás programas de aviones comerciales de Boeing, y para Airbus.
Ahora, Brian West, director financiero de Boeing, durante una intervención en la Conferencia Global Industrial del Bank of America, ha confirmado estas negociaciones, y que la operación se hará con cargo a los fondos propios de Boeing y a préstamos, si bien no dio más detalles.
Hasta ahora, diversos analistas financieros apostaban a que Boeing pagaría con acciones, algo que, según estos, no suele ser una operación del gusto de los accionistas ya que diluye, aunque sea marginalmente, sus participaciones accionariales. Además, para las tres mayores agencias de calificación, la calificación crediticia de Boeing está justo por encima del nivel de “basura” (expresión usada para definir la parte baja de las calificaciones en la que hay muchos riesgos de impago), y emitir más deuda, señalan, podría hacer bajar aun más esta hasta niveles de “basura”.
En las cuentas de 2023, Boeing señaló disponer de efectivo o equivalente por valor de 16.000 millones de dólares. Además, tiene en venta, o al menos en estudio, algunas de sus divisiones no esenciales como su participación en United Launch Alliance, la empresa de cohetes lanzadores junto a Lockheed Martin, entre otras.
Según West, son empresas o programas que generan poco valor, estratégico y económico, para Boeing y cuya venta no afectaría a los planes de Boeing de ser un importante jugador en el sector de la defensa.
Volviendo a la compra de Spirit AeroSystems, esta empresa era parte de la división de Wichita (Kansas) de Boeing hasta que en 2005 las instalaciones fueron vendidas al grupo inversor Onex Corporation. Sus orígenes están en su creación por Stearman Aircraft en 1927, y en ella Boeing fabricó aviones como el B-29, B-47 y B-52D.
En 2006 Spirit AeroSystems compró parte de las instalaciones de BAE Systems en Reino Unido, donde se fabrican componentes para Boeing, Airbus y Raytheon. En 2019 compró también la división de aeroestructuras de Bombardier en Irlanda del Norte, la antigua Shorts Brothers, así como las instalaciones de esta en Marruecos. En las instalaciones de esta en Belfast (Irlanda del Norte) se producen las alas de los Airbus A220 (antes Bombardier C Series).
Según explicó West en su conferencia, la venta de la división de Wichita no dio, como es evidente, los resultados esperados de sinergias y eficiencias. “En realidad se trata de centrarse y gestionar la empresa no como un negocio, sino como una fábrica. Si la gestionas como una fábrica y te centras en la seguridad, la calidad y la estabilidad, la oportunidad está ahí” afirmó.
Brian West además enfrió, para los analistas económicos, algunas expectativas. Destacó que la recuperación será más lenta, y que les está costando mucho más dinero de lo esperado. Según explicó, las cuentas del primer trimestre de 2024 recogerán entre 4.000 y 4.500 millones de efectivo gastado en ello: “Bastante más de lo que esperábamos inicialmente en enero”; y que esperan que la división de aviones comerciales tenga pérdidas en todos los trimestres del año, comenzando en el primero por un margen comercial del 20 por ciento negativo.
Con todo, West mostró su confianza en que Boeing cerrará 2024 con una generación de efectivo mínima, bastante menos de 10.000 millones de dólares. Esos 10.000 millones es el objetivo que Boeing se ha marcado para 2025 o 2026 según señalaron en noviembre de 2022 como parte de sus previsiones de futuro, West también advirtió que no será hasta la parte final de 2024 cuando esperan empezar a generar un flujo positivo de efectivo. También que llegar a esos 10.000 millones les podría costar más tiempo. Con todo, y pese a los anuncios de West, algunos analistas que asistieron a la conferencia consideraron “demasiado optimista” el dicho calendario de previsiones«.
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