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La NASA adjudica a Boeing un contrato para el desarrollo un demostrador de vuelo de avión sostenible (ACTUALIZADA)

Boeing demostrador avión sostenible

La NASA ha seleccionado a Boeing para dirigir el desarrollo y las pruebas de vuelo de un avión de pasillo único de demostración a escala real, por un valor de 425 millones de dólares.

Un consorcio liderado por Boeing se ha adjudicado un contrato con la NASA, por valor de 425 millones de dólares, para desarrollar un demostrador de vuelo de un avión sostenible, en versión de pasillo único, cuyo objetivo es reducir un 30 por ciento el consumo de combustiblelas emisiones actuales de los aviones de fuselaje estrecho. Las tecnologías demostradas y ensayadas en el marco del programa Demostrador de Vuelo Sostenible (Sustainable Flight Demonstrator – SFD) servirán de base para futuros diseños y podrían dar lugar a avances revolucionarios en aerodinámica y eficiencia energética.

Segón Boeing este demostrador: «En combinación con los avances previstos en sistemas de propulsión, materiales y arquitectura de sistemas, un avión de pasillo único con configuración TTBW podría reducir el consumo de combustible y las emisiones hasta un 30 por ciento en comparación con los aviones de pasillo único más eficientes de la actualidad, dependiendo de la aplicación.«

El programa SFD pretende impulsar el compromiso del sector de la aviación civil de alcanzar cero emisiones netas de carbono para 2050, así como los objetivos establecidos en el Plan de Acción Climática de la Aviación de EE.UU. adoptada por la Casa Blanca.

Greg Hyslop, ingeniero jefe de Boeing y vicepresidente ejecutivo de Ingeniería, Pruebas y Tecnología explica en un comunicado remitido por Boeing: “El programa SFD tiene el potencial de hacer una aportación importante a un futuro sostenible. Representa una oportunidad para diseñar, construir y volar un avión experimental a escala real, al tiempo que se resuelven nuevos problemas técnicos”.

El punto focal, como se puede deducir del nombre del proyecto, es el ala: Untrafina, con un elevado aspecto (relación entre longitud y cuerda) y arriostrada, lo que permite que sea más ligera.  El ala, en la que las riostras también generarán sustentación, tendrá una envergadura un 50 por ciento mayor que las de un ala actual en un avión de sus características. Los mandos serán fly-by-wire e incluirán un sistema activo de alivio de cargas y de supresión del flutter. Estos sistemas, junto a las riostras, ayudan a reducir el peso del ala reduciendo la necesidad de refuerzos estructurales extra respecto a las alas convencionales.

Su posición sobre el fuselaje permite además, según Boeing, “dar cabida a sistemas de propulsión avanzados que se ven limitados por la falta de espacio bajo las alas en las configuraciones actuales de aviones de ala baja”.

Los trabajos llevados a cabo hasta ahora por Boeing han contado con la colaboración de la NASA, especialmente en el caso del fuselaje dentro del programa de investigación de avión ultra verde subsónico, donde Boeing probó varios diseños en túneles de viento.

Imagen de hace un par de años del Boeing Sugar donde se aprecia claramente el uso de un fuselaje de MD-90.
Imagen de hace un par de años del Boeing Sugar donde se aprecia claramente el uso de un fuselaje de MD-90.

Con todo, Boeing usará un fuselaje de MD-90 acortado. Boeing propone dos modelos, denominados por ahora VS-1 y VS-2. El VS-1 será para entre 130 y 160 plazas, mientras que el VS-2, con un ala mayor y motores más potentes, podrá transportar a entre 180 y 210 pasajeros.

En 2019, cuando presentó el diseño, bajo el nombre Sugar, Boeing señalaba que podría volar a 0,80 Mach, con un ala de unos 50 metros de envergadura, y por entonces anunciaba que podría volar entre 2030 y 2035.

Se  espera que el demostrador vuele en 2028 y las pruebas duren un año desde el Centro de Experimentación en Vuelo Armstrong (California), y aunque la NASA aportará personal al programa en todas las fases, la propiedad industrial será de Boeing, con el fin de que sea posible, si los resultados son positivos, que Boeing pueda diseñar un modelo que pueda entar en producción.

Uno de los modelos probados por Boeing en túnel de viento.
Uno de los modelos probados por Boeing en túnel de viento.

La financiación de la NASA a través del Acuerdo SFD Space Act asciende a un total de 425 millones de dólares. El programa SFD también movilizará hasta 725 millones de dólares en financiación por parte de Boeing y sus socios industriales para dar forma al programa demostrador y aportar los recursos necesarios. Por otra parte, Boeing ya ha invertido 110 millones de dólares en las fases recientes de investigación sobre aviación sostenible.

El concepto de fuselaje TTBW es el resultado de más de una década de trabajos de desarrollo apoyados por la NASA, Boeing y otros socios industriales. En el marco de programas anteriores de la NASA, incluido el de Investigación de un Avión Subsónico Ultra-Ecológico (Subsonic Ultra Green Aircraft Research), Boeing llevó a cabo extensas pruebas en túnel de viento y modelado digital para avanzar en el diseño del TTBW. Los primeros estudios conceptuales ya han comenzado en el marco del programa de Aviación Ambientalmente Responsable de la NASA.

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